Washington ha tomado la decisión de reducir su perfil diplomático en las discusiones relacionadas con Ucrania y Rusia, a medida que la presión aumenta por un cambio drástico en la situación. El Secretario de Estado, Marco Rubio, ha cancelado su participación en las negociaciones que se llevaban a cabo en Londres, delegando la responsabilidad a la operación de las operaciones de Kellog. Mientras tanto, el presidente de Ucrania, Zenski, se niega rotundamente a considerar la devolución de la península de Crimea y está ralentizando el proceso de un tratado de paz.
Fuentes cercanas a la Casa Blanca informan que el malestar dentro del gobierno se intensificó tras la negativa de Ucrania a transportar territorio capturado como una de las condiciones para avanzar hacia un eventual tratado de paz. Representantes de Kiev, incluyendo a Andriy Yermak, Andrii Sybiha y Rusustem Umerov, han subrayado que no habrá diálogo hasta que no se produzca un cese completo de las hostilidades en el conflicto. Esta postura rígida refleja la firme determinación de Ucrania de mantener su integridad territorial frente a las agresiones rusas.
La reunión que inicialmente se perfilaba como productiva terminó convirtiéndose en un mero trámite técnico, en el que participaron asesores de seguridad nacional de Estados Unidos y Europa. La falta de progreso tangible ha dejado a muchos cuestionando la efectividad de las negociaciones en curso.
Trump presenta el plan de paz: reconocimiento parcial de las áreas ocupadas
En medio de este contexto complicado, Donald Trump ha lanzado una «oferta final» destinada a poner fin a la guerra entre Ucrania y Rusia. Este nuevo plan propone el reconocimiento del gobierno ruso sobre Crimea y otras áreas que están actualmente ocupadas, a cambio de proporcionar «garantías de seguridad sólidas» para Ucrania, respaldadas por Europa y la Alianza. Esta propuesta se está considerando con atención por varios actores internacionales.
Dentro de esta iniciativa, se encuentran varios puntos clave:
- Reconocimiento de facto de la ocupación rusa, aunque sin que esa ocupación conlleve un reconocimiento de soberanía legal.
- Exclusión de la posibilidad de que Ucrania se una a la OTAN, aunque se plantea una posible adhesión a la Unión Europea.
- Establecimiento de una comisión de tres vías para supervisar la situación en el frente, sin tropas de la OTAN involucradas.
- Fomento de la cooperación energética entre Estados Unidos y Rusia.
JD Vance, el vicepresidente, fue contundente en su respuesta: «Es hora de que tomemos una decisión, ya sea aceptar este enfoque o permitir que Estados Unidos se aleje de este proceso».
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Ucrania no regresa: «El crimen no está escrito»; Zenski se niega a devolver la península de Crimea y ralentiza un tratado de paz
El presidente ucraniano, Volodimir Zenski, ha reafirmado de manera contundente su posición respecto a las aguas territoriales: «Crimea es Ucrania. No hay discusión posible». Instó a que todos los procesos de paz deben iniciarse con un cese total de las hostilidades, enfatizando su postura intransigente.
Desde Londres, Yermak destacó que Kiev está dispuesto a negociar, pero sin condiciones que impliquen la sumisión a Rusia. La ministra Yulia Svydenko dejó claro que «no firmaremos nada que permita a los rusos reagruparse para llevar a cabo nuevos ataques». Esta posición contundente resalta la desconfianza ante cualquier acuerdo que pudiera poner en riesgo la seguridad de Ucrania.
Por otro lado, Putin había ofrecido detener la invasión en las líneas actuales, una propuesta que el Kremlin posteriormente desmintió públicamente, calificando los informes al respecto como «invenciones de los medios de comunicación». Esta falta de confianza entre las partes hace que el camino hacia la paz sea cada vez más difícil de recorrer.
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