El campeón polaco de speedcubing, plusmarquista mundial en la categoría 5×5 y sólo 20 años, asombra a España, un país que acoge cada vez más torneos y expertos en este deporte, que aporta numerosas ventajas cognitivas y sociales
11 de noviembre de 2025. Por unos segundos el silencio fue absoluto. El público contuvo la respiración mientras las manos y los ojos de Tymon Kolasiński se movían a una velocidad imposible. 4,63 segundos después, se dice rápidamente, se resolvió el Cubo de Rubik en la categoría 3×3. El cronómetro se detuvo y la sala estalló en aplausos. La combinación de velocidad y precisión dejó sin aliento incluso a los competidores más experimentados. Cada giro, cada movimiento parecía estar orquestado con una precisión matemática que parecía desafiar la percepción humana.
El joven polaco, considerado una de las mentes más rápidas del mundo y que se dedica exclusivamente al juego, acaba de realizar otra actuación magistral en España, donde el pasado fin de semana se proclamó campeón en las categorías 3×3, 4×4 y 5×5.
Con sólo 20 años, Kolasiński lidera el ranking mundial en 5×5 (30,45 segundos) y es segundo en 4×4, pero lo que más impresiona no son los números: es la tranquilidad que domina el caos, el dominio absoluto de cada segundo y la constancia que mantiene bajo presión extrema. Todo ello tras las gafas de que lo que mejor entienden es la agilidad mental.
Fascinación por el juego y la competencia.
En una entrevista con elDiario.es, Tymon recuerda que su primer contacto con el cubo de Rubik fue en casa, siendo un niño. Pasaron años antes de que lograra resolverlo a la edad de diez años, pero no fue tanto la apuesta en sí lo que lo capturó, sino el desafío de la mejora constante y la emoción de la competencia. Para él, la competición -ya sea en speedcubing, tenis o cualquier otro deporte- es lo «más divertido» de la vida, y cada intento ofrece una nueva lección de disciplina, concentración y superación personal. Esta filosofía le ha convertido en un referente para jóvenes y veteranos del cubo en todo el mundo, con casi 30.000 seguidores en la red social Instagram.
En cada resolución, detrás de los giros aparentemente automáticos, hay cálculos, memoria y reflejos. Tymon explica que cuando compites, todo funciona de forma reflexiva: si empiezas a pensar demasiado, tus resultados se deterioran. En el entrenamiento, sin embargo, se centra en detalles específicos para perfeccionar cada etapa de su resolución, demostrando que incluso los campeones más rápidos están aprendiendo constantemente y que la perfección no es un punto de llegada, sino un proceso continuo de mejora.
Hombre vs Máquina
En la era de la inteligencia artificial, que puede resolver instantáneamente un rompecabezas, Tymon reflexiona sobre la diferencia entre la mente humana y la máquina. Puede que las máquinas sean más rápidas, pero el valor del deporte reside en las personas. «No podemos aprender mucho de una máquina diseñada para imitarnos o superarnos, pero podemos aprender mucho de otra persona que ha aprendido a ser como una máquina», afirma. Esta perspectiva redefine el significado del triunfo: no se trata sólo de récords, sino de interacción, estrategia y creatividad humana. Para él, esto define la esencia de los Cubos de Rubik: un encuentro entre mente, técnica y comunidad, donde cada competidor representa un universo de esfuerzo y creatividad. Cada cubo resuelto es un testimonio de paciencia, dedicación y adaptabilidad, cualidades que van más allá de la mera competencia.
Beneficios cognitivos y sociales
Resolver el cubo activa la memoria de trabajo, la coordinación ojo-mano y la planificación estratégica. estudios neuropsicológicos, como este publicado en ResearchGateseñalan que este tipo de ejercicios mejoran la atención y reducen la ansiedad, mientras que en pacientes con Parkinson y otras enfermedades neurodegenerativas pueden estimular la destreza manual y determinadas funciones cognitivas. Además, esta práctica de resolución del cubo ayuda a fortalecer la perseverancia y la confianza en la resolución de problemas complejos.
El cubo también ha demostrado su impacto en personas con autismo, como Max Park -posee el récord mundial en la categoría 4×4 con 15,71 segundos-, que encontró en el cubo una herramienta para mejorar la motricidad, la concentración y la socialización, convirtiéndose en un ejemplo inspirador para la comunidad internacional. Historias como la de Max muestran que el speedcubing puede ser una forma de inclusión y desarrollo personal, fuera del deporte competitivo.
Por otro lado, gracias a la colaboración entre la marca Rubik’s y la ONCE, se ha desarrollado un cubo táctil para personas ciegas, con diferentes texturas para cada color. Los jugadores con discapacidad visual pueden competir en igualdad de condiciones. Este avance muestra cómo la innovación puede abrir puertas a quienes tradicionalmente no podían participar, reforzando el mensaje de que organizar dados es inclusivo y que todos pueden disfrutar de los beneficios cognitivos y sociales del deporte.
Mientras tanto, Tymon Kolasiński confía en que los speed solvers seguirán creciendo y volviéndose más profesionales, con competiciones más estructuradas que permitirán a los jóvenes de todo el mundo desarrollar su potencial. «Cube puede cambiar vidas», afirma, destacando que no se trata sólo de batir récords, sino de mejorar la mente y la interacción social. También cree que la comunidad y la pasión por los juegos de azar seguirán creciendo y espera que las competiciones se profesionalicen para apoyar el talento emergente. “Cada cubo que resolvemos es una oportunidad para mejorar, aprender y conectar con otros”, añade, dejando un mensaje motivador para la próxima generación de speedcubers.
Mallorca, cruce de acentos y pasiones
El Calvià Open 2025 reunió los días 8 y 9 de noviembre a 67 competidores de 16 países, entre ellos Polonia, Francia, Alemania, Italia, Estados Unidos, Israel, Marruecos, China, Ucrania, Rusia, Serbia, Bulgaria, Gran Bretaña y España. Este torneo oficial, apoyado por la World Cubing Association (WCA) y organizado por Speedcubing Mallorca, con Marc Serra y Gustavo Hidalgo al frente, ha convertido la isla en un lugar de encuentro mundial. La variedad de acentos, estilos de resolución y estrategias crearon un ambiente vibrante donde cada participante aportó algo único al evento.
Serra, además de organizador, consiguió el segundo puesto en la categoría de Hora, mientras que Jaume Ramos fue tercero y Antoni Guiscafré completó el podio en Skewb. «Hace cinco años éramos un pequeño grupo que nos reuníamos por hobby. Hoy competimos con los mejores del mundo», afirma Serra, destacando el crecimiento de la comunidad local y el prestigio internacional del evento. La celebración giró tanto sobre los resultados como sobre la energía compartida por los participantes y el público.
Un fenómeno local tiene una referencia global: Cuby, cuya guía de resolución en YouTube ha acumulado más de 81 millones de visitas, convirtiéndose en el vídeo sobre organización de cubos más visto del mundo. Su enfoque pedagógico y paciente enseña que cada giro es mucho más que un algoritmo: es concentración, calma y método. Su éxito muestra cómo una pasión local puede convertirse en una referencia global, inspirando a miles de personas a descubrir el mundo del speedcubing y verlo como una herramienta de aprendizaje y diversión. «Cada cubo es una oportunidad para aprender algo nuevo», les dice Cuby a sus seguidores. Su estilo cercano y educativo fue fundamental para establecer a Mallorca como un punto de referencia internacional en este deporte mental.
Un cubo que une a las personas
En Mallorca, un alumno de segundo de Bachillerato del IES Sant Marçal Pau Cànaves acaba de realizar, como proyecto de investigación de Bachillerato, un estudio pionero sobre el impacto social del speedcubing. Su trabajo, basado en encuestas a 73 competidores, muestra que cuantas más competiciones, mejor será la integración social y la autoestima de los participantes. Además, los torneos crean un espacio donde se comparte conocimiento, se hacen amistades y se fortalece la comunidad.
Él, junto a su familia, ejemplifica esta dinámica: Joan, padre y coleccionista de unos doscientos cubos, comparte su pasión con sus hijos Pau y Llúcio (comenzó a competir cuando tenía ocho años), fomentando los valores de la paciencia, la perseverancia y la cooperación. Esta conexión intergeneracional refuerza la idea de que este juego de habilidad y concentración no es sólo un deporte, sino un lenguaje común que une a personas de diferentes edades y orígenes.








