El pasado 4 de diciembre, el Partido Liberal del Cauca atravesó uno de los días más tensos del año, luego de que nuevos movimientos internos desataran la agitación política días después del cierre oficial de las inscripciones para buscar el parlamento de la república. Lo que parecía un proceso para unificar la lista terminó siendo un escenario de incertidumbre, luchas internas y acción acelerada entre los precandidatos.
La polémica estalló cuando Felipe Muñoz, conocido popularmente como «Michín», reapareció en la gestión política y solicitó formalmente el apoyo de los liberales. Su regreso provocó el liberalismo en el Cauca, donde su nombre, con presencia en la región, obligó a sectores internos a reorganizar alianzas, medir fuerzas y revisar acuerdos previamente negociados. Para algunos dirigentes, su presencia fue clave para fortalecer la lista; para otros, un obstáculo que podría alterar un delicado equilibrio interno.
Un giro inesperado
Otro factor se sumó a la tensión existente, sumándose al clima de incertidumbre. Fuentes del partido confirmaron que una líder política reconocida en la región, con experiencia, fuerza electoral y dominio dentro de las bases militares, ha evaluado seriamente su participación en la carrera por la aprobación roja. Su aparición final en el escenario habría cambiado por completo las proyecciones internas y podría haber creado un reinicio inmediato en la plantilla.
Según voces del liberalismo caucano, si esta figura femenina hiciera pública su aspiración, varios sectores habrían tenido que revisar sus cálculos, ya que su capacidad de influencia y posicionamiento interno la convertían en una contendiente de primer nivel. Algunas facciones creían que su entrada fortalecería la representación del Cauca; otros temían que el anuncio provocara una ruptura irreparable.
Líderes, candidatos y bazares esperan ansiosos que el Partido Liberal defina públicamente si dará luz verde a nuevas esperanzas o si cerrará filas para evitar luchas internas en medio de la conformación de la lista.
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