Sure! Here’s a revised version of the title with some synonyms: ‘The Eternaluta’ es una obra maestra de la ciencia ficción. Pero la narrativa de su autor le proporciona un contexto completamente singular.

La nueva serie de ciencia ficción de Netflix, «El Eternalauta», trae consigo una narrativa profundamente conmovedora que seguramente resonará entre los aficionados al cómic. Este proyecto no solo se basa en una obra icónica cuya transición al cine y la televisión ha tenido numerosos intentos fallidos, sino que también está entrelazada con una biografía que es un trasfondo humanista, aunque trágico. Esta es la historia de ‘El Eternalauta’ y su creador, Héctor Germán Oesterheld.

La serie que encabeza el catálogo de Netflix es una producción argentina, fiel al espíritu del cómic original. Cuenta con la participación del renombrado actor internacional Ricardo Darín. La realización de este proyecto se ha llevado a cabo bajo la supervisión de uno de los nietos de Oesterheld, marcando así el cierre de una extensa lista de intentos por adaptar un cómic que goza de un prestigio notable en Argentina. Este nivel de reconocimiento explica las credenciales de los directores que han tratado de llevar la historia a la pantalla en ocasiones previas.

En 1998, el director Adolfo Aristarain, conocido por obras como «Un lugar en el mundo» y «Martín (Hache)», asumió el mandato de este proyecto sin éxito debido a la falta de financiación. En 2008, hubo un intento de reactivar la adaptación en forma de película que sería dirigida por Lucrecia Martel (‘La niña santa’), pero se alejó del proyecto con la familia Oesterheld debido a disputas, resultando en la cancelación del mismo. Finalmente, Netflix inició la producción de ‘El Eternalauta’ en 2020, aunque la filmación se vio interrumpida a causa de la pandemia.

El significado de ‘El Eternalauta’

Desde una perspectiva contemporánea, la historia de Oesterheld, ilustrada magistralmente por Francisco Solano López en 1958, narra una invasión alienígena que se inicia con una extraña nevada mortal que elimina a la mayoría de las personas que tienen contacto con ella. La ofensiva se intensifica con la aparición de insectoides y entidades de gran inteligencia que desatan una intriga y una serie de acciones en las que los personajes cruzan dimensiones paralelas.

Los cascarudos no son el último recurso de la invasión extraterrestre; el protagonista y un grupo de resistencia improvisada enfrentarán una perturbación extraterrestre con múltiples formas. Esto no es más que un nivel de servidumbre para seres de otro mundo, que Howard Phillips Lovecraft podría haber ideado, con criterios que no toleran ninguna amenaza mínima. Oesterheld parece reflejar una presencia alienígena que simultáneamente genera intriga y provoca miedo. Esta versión es publicada en España por la editorial Planeta Cómic.

«El Eternaluta», ilustrado por Solano López

Las aventuras de ‘El Eternaluta’ no terminan allí. Una década después, en 1969, con un Oesterheld radicalizado en su compromiso político, el autor recopila nuevamente el guión por Penguin. Fundamentalmente narra la misma historia, aunque con una interpretación mucho más política de la invasión. Posteriormente, en 1976, llegó una secuela oficial que exploró un futuro sombrío y apocalíptico, resultado de la devastación observada en el primer episodio. Esta fue realizada nuevamente por Solano López. Después de eso, se publicaron varios episodios con un Oesterheld ausente, a menudo junto al artista original. Pero, ¿qué es lo que ha convertido ‘El Eternaluta’ en un clásico indiscutible del cómic argentino?

Antes de que Oesterheld conociera su destino, el primer «Eternaluta» puede leerse como una versión local de ‘La Guerra de los Mundos’, pero con referencias directas a la política contemporánea: en 1955, el General Perón fue destituido del gobierno argentino mediante un golpe militar. Esta primera representación de la historia tiene un trasfondo más humanista que político. Como señala Roberto -Bare en su boletín sobre cómics se permite reconocer que hay buenos y malos en todos los bandos, incluso brinda un toque de compasión hacia aquellos catalogados como villanos. Esta interpretación más inocente es la que sirve como base para la serie de Netflix.

«El Eternaluta», ilustrado por Brekzien

No obstante, el contenido más combativo de ‘El Eternaluta’ se presenta en su segunda versión, que aborda las realidades de la ideología imperialista: en esta narrativa de 1969, los intrusos alienígenas han conseguido un acuerdo con potencias extranjeras. Aquí, el antagonista representa la historia del imperialismo que daría lugar a golpes de estado años después, en 1973 y posteriormente en Argentina en 1979.

Y hay más. La secuela, «El Eternalauta II», de nuevo con Solano López, relata cómo hombres y mujeres se refugian en cuevas para escapar de la invasión. Es imposible no conectar la imagen del verdadero Oesterheld, que en esta segunda parte de ‘El Eternaluta’ terminó escondiéndose. El desenlace es brutal y, con su traje de buceo, se transforma en el eterno rebelde que desafía la nieve mortal, un símbolo de resistencia anti-autoritario. Mucho tiempo después, durante las manifestaciones en contra del corralito financiero a principios de este siglo, se exhibieron carteles con imágenes de ‘El Eternaluta’, resaltando su espíritu rebelde y denunciando a los líderes de la época.

‘El Eternalauta II’, ilustrado por Solano López

El destino de Oesterheld

La radicalización de Héctor Germán Oesterheld se inició poco después de la publicación de la primera versión de ‘El Eternalauta’: comenzó a criticar abiertamente el capitalismo y el colonialismo. En 1968, justo antes de su colaboración con Breccia, escribió un guión que era muy político, similar a una biografía del Che. Durante la década de 1970, se unió a los Montoneros y fue una víctima de la dictadura militar que luego lo arrestó en 1977.

Su última aparición registrada fue en un centro de detención clandestino, siendo uno de los numerosos desaparecidos en la Argentina de esa época víctima del terrorismo de estado. A lo largo del tiempo, su obra ha sido reivindicada tanto narrativa como políticamente. Otras obras destacadas de Oesterheld incluyen el magistral «Mort Cinder», que muchos consideran superior a «El Eternalauta», así como colaboraciones con Hugo Pratt en «Ernie Pike» y «Sargento Kirk», entre otros.

Su figura ha trascendido más allá de ser el creador de un cómic emblemático, convirtiéndose en un símbolo para aquellos que han luchado contra la opresión. Su trabajo ha influenciado a muchos otros cómics, incluso más allá de las secuelas de ‘El Eternaluta’. Esa primera versión, carente de un mensaje político claro, hoy en día se percibe con un aire escalofriante y misterioso.

Es interesante observar cómo Netflix y los actores de su versión de ‘El Eternalauta’ evitan abordar el contexto político que rodea a Oesterheld (práctica que se nota en las entrevistas con el elenco), y es improbable que veamos reivindicaciones políticas en esta nueva serie. Esta se limitará a una oferta de imaginación profundamente post-apocalíptica. Afortunadamente, aún contamos con los cómics originales, llenos de pasión y visualmente impactantes, para rendir homenaje a un guionista extraordinario.

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