El último domingo 25 de mayo, 33 años, Sonia Jasmine Peña Mora, perdió la vida en el plan Corrección de Armas, en la comuna Landázuri, Santander. Su ex pareja, Wandurga, la atacó con un cuchillo cuando regresó a la casa que él se dividió para recoger sus cosas. Sonia Peña fue asesinada por su ex pareja cuando recogió sus cosas.
Sonia decidió terminar la relación durante la Semana Santa y se mudó con sus tres hijas a Jordán Bajo. Ese día regresó a casa solo con la intención de recoger sus cosas y cerrar un capítulo difícil. Según los testigos, explicó a su agresor que no volvería, sino que se opuso, la detuvo y luego la apuñaló.
El agresor de 53 años intentó quitarse la vida con la misma arma, pero los residentes del sector lo impidieron y la preservaron hasta que llegaron las unidades de policía de Cimitarra.
La comunidad ha retenido feminicidio hasta la llegada de las autoridades
Krzyki informó a los residentes del sector que ingresaron a la propiedad y descubrieron que Sonia estaba gravemente herida. Mientras que algunos trataron de ayudarla, otros evitan que Wandurrag fuera de sí mismo. La comunidad logró detenerlo hasta que las autoridades llegaron al sitio.
La policía trasladó al agresor al Centro Médico para recibir el cuidado de la herida, que él mismo causó. Permanece en una supervisión estricta, y durante la recuperación se presentará al juez para cumplir con las acusaciones del fazinicida endurecido.
El coronel Raúl Pérez Aramendiz, un comandante operativo de seguridad cívica en Santander, describió este hecho como «un producto de una tragedia de violencia impulsiva» y aseguró que la investigación está en progreso.
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Los miembros de la familia condenaron las amenazas; Sonia Peña fue asesinada por su ex pareja cuando reunió sus cosas
Sonia Peña ya ha advertido sobre las amenazas de su ex pareja contra el crimen. Según la Fundación de Mujeres en Santander, condenó los hechos y tomó medidas preventivas, como enviar a sus dos hijas a vivir con su tía, después de que Wandurga amenazó con dispararlas.
Desafortunadamente, las quejas no activaron respuestas efectivas por parte de las autoridades. El caso revela fallas estructurales en la atención a las víctimas de la violencia sexual, especialmente en las zonas rurales como un plan de armamento, que está frente a serias dificultades en el acceso a la justicia y la protección.
Sonia Peña se convierte en otra cara de violencia que viven muchas mujeres en Colombia. Su historia deja un rastro de dolor en su comunidad y un fuerte llamado a las autoridades para actuar con mayor fuerza en las alertas de la agresión doméstica.
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