La superestrella mundial Shakira regresó a Bogotá como parte de su gira mundial «Las Mujeres No Ya Lloran» y aprovechó la oportunidad para vivir un momento íntimo fuera del escenario: una visita nocturna privada al Museo del Oro.
La artista llegó al museo acompañada de sus hijos, Milan y Sasha, tras una reserva VIP anónima que se reveló pocos minutos antes de su llegada. La mediadora del museo, Paula Hernández, dijo que inicialmente no sabía quién vendría, sólo que «vendría el artista y sus hijos».
Para darle la bienvenida a Shakira, el guía compró galletas envueltas Poporo Quimbaya, una de las exhibiciones más famosas del museo, como muestra de hospitalidad. Curiosamente, Shakira fue la primera en decir que tenía hambre y así comenzó la gira.
El recorrido se centró en el tercer piso del museo, dedicado al simbolismo de los objetos prehispánicos. Tanto la cantante como sus hijos hicieron preguntas, generando conversaciones con la mediadora sobre el significado de las canciones.
Aunque la guía no pidió una foto, Shakira se ofreció a tomarse una foto con la mediadora, lo que reflejó su espontaneidad y cercanía. El museo aprovechó la visita para ampliar su invitación a todos los visitantes: «Todos son bienvenidos aquí, empezando por quienes visitan por primera vez como Shakira…»
Este tipo de visitas muestra cómo personajes públicos pueden conectar con la cultura y el patrimonio nacional, y cómo un espacio como el Museo del Oro también puede convertirse en un lugar para vivir experiencias personales inolvidables.
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