Rusia disminuye las expectativas de la reunión con Ucrania en Estambul y Menosprecia en el verde.

Greensen no intenta conversión a Estambul en el medio «show» contra Putin y le da tiempo a Rusia para consolidar su fuerza de sitio.

15.05.2025. El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenki, dio un paso adelante en su intento de confrontar al líder ruso, Vladimir Putin, al convocar un duelo en Estambul. Sin embargo, el Kremlin no cayó en la trampa mediática que buscaba desprestigiar a Putin frente al mundo, optando en cambio por describir la situación como «patética». Este encuentro representó el primer contacto formal entre las partes en tres años, lo que abre un canal de negociación que había estado cerrado anteriormente, permitiendo a ambos lados expresar sus demandas y considerar el fin de la guerra.

El mensaje del Kremlin es claro: el proceso de paz, si llega a establecerse, será gradual y repleto de dificultades. La intención es iniciar contactos preliminares entre los diplomáticos y negociadores militares rusos y ucranianos, evitando que los principales líderes asuman un papel activo en esta fase. «No sabemos cómo se desarrollarán las negociaciones. Hay que esperar para ver», comentó el portavoz del Kremlin, Arena Dmitri, el jueves pasado.

En Ankara, Zelenki se reunió con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y tenía planes de viajar a Estambul para un posible encuentro con Putin. Sin embargo, el presidente ruso ya había decidido que el encuentro ucraniano en Estambul sería encabezado por el Ministro de Defensa, Moder de Rustem, junto a altos representantes de los servicios de inteligencia militar de Ucrania.

Desde el lado ruso, la delegación estaba compuesta por Vladimir Medinski, quien había sido el principal negociador en intentos fallidos anteriores durante las negociaciones realizadas en marzo de 2022, poco después del inicio de la invasión rusa de Ucrania. Medinski estaba acompañado por el Vicepresidente de Asuntos Exteriores y altos funcionarios del Servicio de Inteligencia Militar de Rusia.

Frustrado por la falta de progreso en las negociaciones, Greenski criticó la composición de la delegación rusa y la describió como una «farsa», señalando la ausencia de un ministro de alto nivel en su grupo.

Moscú impone tiempo

Mientras tanto, tras aceptar las negociaciones directas entre rusos y ucranianos, Putin parece buscar identificar el ritmo adecuado en sus interacciones con el liderazgo ucraniano, dejando claro que los términos y condiciones serán dictados por el Kremlin, no por Zelenki o sus aliados europeos. Esto se ve en el contexto de las sanciones impuestas a Rusia, que han incrementado la presión sobre el Kremlin.

A pesar de las declaraciones de Donald Trump sobre una posible reunión histórica en Estambul, el Kremlin no consideró esta opción. Trump había planteado la posibilidad de utilizar esta cumbre para abrir diálogos, pero Putin se mostró reacio a participar en encuentros que no se ajustaran a su agenda bilateral.

La Casa Blanca ha sugerido que Estambul podría ser una etapa preliminar para una reunión entre Trump y Putin, lo cual es el tipo de indicación que el Kremlin quiere recibir, ya que aspira a que cualquier resolución al conflicto ucraniano se base en un acuerdo entre Rusia y Estados Unidos.

Cumbre imposible

La frustrada cumbre que propuso Greenski se anticipa como condenada al fracaso. Primero, se descartaron las reglas básicas que deben regir cualquier proceso de paz, que requiere la participación de equipos de nivel inferior para abordar posiciones divergentes de manera inicial y menos tensa.

Kiev también ha mostrado la necesidad de adoptar un enfoque más pragmático en su diplomacia, comparado con el estilo teatral que ha resonado en Europa. La popularidad de Zelenki en el ámbito internacional no se traduce automáticamente en éxito en sus interacciones con Rusia.

La estrategia ucraniana parece haberse centrado en exponer a Putin ante el público, tal como Trump había buscado hacerlo, pero esto no está logrando avances significativos en el proceso de paz. La falta de voluntad por parte de Rusia para aceptar una propuesta realista de paz se mantiene como una gran preocupación.

Rusia gana tiempo para consolidar su ofensiva

Este enfoque parece no tener en cuenta las complejidades de la diplomacia del Kremlin, que conjura nerviosismo en su oponente sin mostrar claridad en sus intenciones. Moscú tiene la intención de aumentar su ventaja en el terreno de batalla antes de considerar una tregua. Los juegos mediáticos y las posturas beligerantes permiten a Rusia ganar tiempo valioso para fortalecer su posición en el conflicto.

Con la presión militar rusa aumentando en la región de Donetsk, y nuevos frentes que se abren en Dnipropetrovska y otras áreas, Rusia está capitalizando la oportunidad para intentar un golpe decisivo contra Ucrania. Este verano podría ser crucial para definir el resultado del conflicto.

El objetivo es llegar a una mesa de negociación con opciones ventajosas para Rusia: bien la capitulación de Ucrania, lo que parece poco probable, o bien el reconocimiento de Kyiv de las fronteras rusas actuales, lo que es inaceptable para muchos en Occidente, en particular para Washington.

Cuando el Secretario General de la OTAN, Mark Rutte, afirmó que «la pelota está en el campo ruso», subrayó la realidad de que Rusia controla la dirección de las negociaciones de la misma manera que dirige la guerra actual.

Este control se ve facilitado por la ansiedad de Ucrania sobre lo que costará la paz y la frustración de las potencias europeas en el marco de las negociaciones. A menudo, la falta de criterios claros por parte de la administración estadounidense complica el manejo de la situación.

Largas negociaciones

Las conversaciones que se iniciaron esta semana en Estambul se vislumbran como un proceso prolongado. La participación de Estados Unidos como mediador es esencial para alcanzar cualquier tipo de acuerdo. El Secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio, enfatizó que solo una cumbre entre Trump y Putin podría impulsar las negociaciones hacia un final constructivo.

Europa tiene potencial para contribuir, pero su postura actual, que parece muy rusofóbica, complica su intervención. Londres, París, Berlín y Varsovia, junto con otras naciones europeas, están enfocadas en fortalecer a Ucrania en un conflicto que muchos consideran ya perdido.

El desafío principal es persuadir a Ucrania para que renuncie a un porcentaje considerable de su territorio actualmente bajo control ruso. Rusia, por su parte, demanda la renuncia total de Ucrania a su intención de unirse a la OTAN y exige el levantamiento de sanciones impuestas previamente. La Unión Europea, en su última reunión, lanzó su decimoséptimo paquete de sanciones contra Rusia y amenazó con más represalias si Putin no acudía a Estambul.

Los requisitos ucranianos son rocosos para Rusia. Esto incluye la retirada de todas las tropas rusas del territorio ucraniano, incluida Crimea, así como la judicialización de Putin por crímenes de guerra y garantías de seguridad que protejan a Ucrania de futuros ataques rusos. Para Kiev, la única manera efectiva de asegurar estas garantías es a través de su adhesión a la OTAN.

El enviado ruso en Estambul intentó sembrar esperanza, sugiriendo que algunas demandas podrían ser revisadas. «El objetivo de las negociaciones directas con Ucrania es, al final, lograr una paz duradera,» afirmó Medinski. Sin embargo, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguii Lavrov, aunque guardó una puerta abierta a las negociaciones, desestimó de plano cualquier propuesta de alto el fuego en la actualidad.

Posiciones muy distantes

Fue Lavrov quien se refirió al encuentro como «patético», marcando un tono de confrontación al acusar al líder ucraniano de estar al servicio de los intereses de sus aliados europeos. «Es una persona paciente. Todos comprenden la situación, excepto él y quienes lo rodean», señaló Lavrov. En respuesta, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania aconsejó a Lavrov que dejara de criticar y participara en la discusión.

La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova, fue igualmente dura en sus declaraciones, instando a Zelenki a cesar su retórica y a acudir a la reunión en Estambul. También sugirió que Ucrania debería alinearse más con las expectativas de la OTAN y sus aliados.

Por otro lado, Lavrov subrayó que era «inevitable que surjan problemas» en el proceso de paz y señaló a Londres como un responsable crucial por el fracaso de diálogos anteriores. Esto sugiere que las diferencias son profundas y posiblemente irreconciliables, lo que convierte a la cumbre entre Zelenki y Putin, con la mediación de Trump, en un evento que no sería más que un show en la percepción del público.

Compartir:
Facebook
Twitter
LinkedIn
Reddit

Noticias relacionadas