La ciudad de San Cristóbal se ha visto sumida en un profundo horror tras el escalofriante descubrimiento de un caso de presunta violencia sexual que involucra a al menos doce menores en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF). El principal acusado es Fredy Castellanos, un individuo que se desempeñaba como maestro en la institución y que anteriormente había ocupado el cargo de gerente en otro jardín ICBF, localizado en Bosa Piedmonte. La magnitud de este incidente ha sacudido a la capital, no solo debido a la cantidad de víctimas implicadas, sino también porque dos de los menores han sido diagnosticados con VIH, lo que intensifica aún más las repercusiones de este atroz delito.
Los padres de los afectados han expresado su indignación, señalando que la respuesta inicial ante este grave asunto no fue lo suficientemente rápida. Solo tras múltiples insistencias de las madres se logró visibilizar el problema y activar una respuesta contundente por parte de las autoridades competentes. Este silencio institucional, seguido de una aparente negligencia, ha atraído críticas severas hacia el ICBF y organismos reguladores.
El ministro Julián Sastoque condena el hecho y las advertencias sobre la crisis de la construcción
Una de las primeras figuras en reaccionar de manera enérgica fue el ministro Julián Sastoque. Este funcionario no dudó en calificar los acontecimientos como «anomalías» y exigió una justicia inmediata. En sus declaraciones, Sastoque enfatizó:
«Este tema debe ser sometido a todo el peso de la ley. Es absolutamente inaceptable que un agresor tenga acceso directo a menores en espacios diseñados para su protección», afirmó Sastoque.
El ministro también subrayó que este problema no es aislado ni reciente; se inscribe en un contexto más amplio de creciente preocupación por el aumento de delitos sexuales contra menores. Solo en Bogotá, hasta el 11 de abril de 2025, había registrados 466 casos de violencia contra niños, siendo la mayoría de las víctimas niñas. Recordó que en 2024 se reportaron cifras alarmantes, alcanzando 9,688 casos de violencia sexual infantil, un dato aterrador que pone de relieve una crisis social inminente.
«No debemos permitir que la disminución en las estadísticas sea interpretada como una buena noticia. Aún hay cientos de niños sufriendo violencia, y es responsabilidad del estado actuar de inmediato», advirtió.
Contratistas bajo la lupa: más de $ 5,967 millones en juego
Otro aspecto crítico señalado por el ministro es la rendición de cuentas de los contratistas responsables de la gestión de los preescolares. Tras una investigación realizada por su equipo, se reveló que el jardín de infantes canadiense, donde ocurrieron los abusos, tiene actualmente cinco contratos en Bogotá, totalizando más de $ 5,967 millones de pesos.
Sastoque instó al ICBF y a la gerencia a revisar las calificaciones y antecedentes de todos los contratistas que brindan servicios en el ámbito educativo y de atención a niños, especialmente aquellos que tienen contacto directo con ellos. «Esto no es solo un problema de un operador en específico. Es vital que se revise minuciosamente cada uno de los contratos, los procesos de selección de personal, los métodos de supervisión y, crucialmente, las medidas de protección implementadas en estos centros,» expresó el ministro.
Sociedad rota que requiere respuesta
A pesar de que la fiscalía avanza en su investigación contra Fredy Castellanos, las familias afectadas mantienen la esperanza de que este proceso no solo lleve a una condena ejemplar, sino que también abra la puerta a reformas significativas en la forma en que el estado protege a la infancia. Las madres que se presentaron en San Cristóbal exigen mucho más que meras promesas: demandan acciones concretas, garantías y reparaciones efectivas.
Este problema es absolutamente urgente, y se hace esencial fortalecer los protocolos relacionados con los contratos, la supervisión y las sanciones en todas las instituciones de cuidado infantil, garantizando así un entorno seguro y de confianza tanto en Bogotá como en el resto del país.
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