Entre la grave crisis humanitaria en Gaza, la historia de Ahmed al-Khatiba, padre de cuatro hijos, se convirtió en un símbolo de la lucha cotidiana por la supervivencia. Todas las mañanas, Ahmed deja su casa parcialmente destruida al atombatar para buscar comida entre los escombros, haciendo largas colas para obtener pan o esperando la llegada de camiones humanitarios.
«Es más peligroso irse que quedarse, pero si no consigo a mis hijos, no comen», dijo Ahmed de los medios locales. Gracias a los mercados cerrados, la escasez de agua potable y los suministros limitados, miles de familias, como las suyas, dependen de la ayuda internacional, que no siempre es posible ingresar debido al bloqueo.
Las organizaciones humanitarias insisten en la necesidad urgente de corredores seguros y un mayor apoyo internacional para evitar enormes hambre. Mientras tanto, Ahmed, como muchos otros padres y madres en gas, todavía arriesga su vida todos los días, esperando que la paz y la comida aparezcan nuevamente, no el riesgo.
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