Las olas están desapareciendo y ya sabemos qué las causa – Noticias ultima hora

Imagina que una mañana desaparece una de las maravillas naturales más famosas de tu región. No desaparece gradualmente, simplemente deja de existir de un día para otro. Eso es exactamente lo que pasó en octubre de 2003 en la cuestión vasca. La ola Mudankaconsiderado uno de los mejores izquierdistas del mundo y pilar económico de la región basada en el turismo de surf, dejó de romperse.

Causa. No era ningún secreto: un Trabajos de dragado de 243.000 metros cúbicos de arena Río OkáRealizado para facilitar el transporte de barcazas a un astillero, el banco de arena submarino que formaba la ola a modo de arrecife se disolvió. El surf se hundió y con él la economía local, que se basaba en el turismo de surf.

Este evento es el punto de partida de “Las Olas Perdidas”, una investigación y exposición en el Centro Botín de Santander que reúne al dúo de artistas e investigadores Secciones de cocinaDaniel Fernández y Alon Schwabe, del Grupo de Geomática y Oceanografía de la Universidad de Cantabria.

El proyecto revela una verdad alarmante: los océanos están perdiendo sus olas, volviéndose más tranquilos, y nosotros somos la razón.

Un viaje a través del tiempo. al igual que Los dos investigadores reconocieron esto Aunque parezca imposible, según ABC, que las olas acaben desapareciendo, la realidad está ahí. Indican que los mares y océanos están en calma y perdiendo fuerza.

Para demostrarlo, el equipo de GeoOcean de la Universidad de Cantabria aplicó su tecnología de modelado de una forma novedosa. Según los artistas, descubrieron la «capacidad del grupo científico de viajar en el tiempo» para poder ver las olas que parecían estar sólo en la memoria de los surfistas.

Utilizando imágenes satelitales, bases de datos históricas y modelos numéricos complejos, GeoOcean pudo hacer algo sorprendente. “Dimos un día, un mes y un año y podían mostrar perfectamente la altura, la velocidad o la dirección de las olas”, explica Fernández. Todo ello con la tecnología que se utiliza hoy en día para predecir futuras tormentas y su potencial impacto en la costa. Aunque retrocedamos en el tiempo.

El objetivo. Observando de cerca lo ocurrido en el pasado, fue posible comparar el estado de la mítica ola antes y después de la intervención crucial que finalmente llevó a su desaparición: un nuevo rompeolas. La conclusión en este caso es que el daño lo produce el oleaje cuando el fondo marino “toca” con alguna construcción o por simple pesca de arrastre.

La investigación, que duró dos años, analizó casos en todos los continentes, incluidos enclaves míticos que desde entonces han desaparecido o se han degradado. Cabo Blanco en Perú cualquiera Jardín del Mar en Madeira. Demostraron que cuando la infraestructura impide la deriva natural de los sedimentos o el fondo marino se altera por el dragado, se produce una pérdida de energía y, finalmente, la muerte de la ola.

Los heridos. Lógicamente, la eliminación de las olas afecta principalmente a los propios surfistas y también a la economía en general, ya que es un motor muy importante del turismo en varias regiones. Esto les ha llevado a ponerse en pie de guerra para defender los océanos y diversos fenómenos.

En Perú, por ejemplo, las protestas de surfistas y pescadores en Cabo Blanco fueron fundamentales para promover la La pionera “ley de los infractores”legislación única en el mundo que protege las olas de infraestructuras que podrían alterarlas. En Cantabria, grupos como Surf & Nature Alliance buscan fórmulas para declarar el surf patrimonio natural y evitar que la actividad humana lo altere.

Sin embargo, Secciones de Cocina advierte sobre la otra cara: las grandes escuelas de surf y los campeonatos que cambian radicalmente la vida de una región son un arma de doble filo. El turismo de surf y la especulación inmobiliaria han impulsado la gentrificación y, paradójicamente, estimulado el desarrollo costero que, en última instancia, destruye las mismas olas que atrajeron a la gente en primer lugar.

La transición al arte. A veces, la ciencia puede resultar difícil de entender porque se trabaja con muchos datos. Por eso el equipo quiso convertirlo en una representación artística. El compositor Duval Timothy transformó los ritmos de cada pausa en once piezas sonoras únicas antes de que desaparecieran. Once estructuras flotantes activadas por los artistas se mueven y vibran en el espacio, simulando la “respiración” de estas olas ya extintas para concienciar sobre el gran problema que existe.

De esta manera, The Lost Waves utiliza la ciencia de datos para crear un archivo de lo que hemos borrado del mar, mostrando que el fondo marino y la superficie están íntimamente conectados y que nuestras «cicatrices» en el fondo marino tienen un impacto directo en la energía creada en la superficie.

Imágenes | Silas Baisch

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