A pesar de que Bogotá anunció el regreso de la dosis de agua el pasado sábado a las 20:00 M. M, la Ministra del Medio Ambiente, Lena Estrada, no tardó en alertar sobre la fragilidad del sistema hídrico de la capital. Estrada cuestionó las acciones de los municipios, centrándose especialmente en la postura del alcalde Carlos Fernando Galán. Para la ministra, es insuficiente levantar las restricciones sin un plan estratégico de gestión; incluso lo consideró arriesgado. «Actuar basándose en la velocidad de la política es irresponsable», afirmó con contundencia.
Este tipo de advertencia no fue simplemente un comentario aislado sino un llamado urgente a la acción y la organización. En su cuenta de la red social X, Estrada subrayó la gravedad de la situación: «Estamos experimentando el primer efecto tangible del cambio climático, con sequías que se hacen cada vez más frecuentes y prolongadas. Si no reestructuramos nuestro modelo de gestión del agua, la ciudad padecerá esta misma crisis repetidamente en el futuro».
Una advertencia del cambio climático y los desafíos de la capital
El Director del Museo del Medio Ambiente, quien asumió luego de la salida de Susana Muhamad, manifestó que esta decisión no puede interpretarse como un cierre de capítulo. «Esto no es una victoria, sino un mero respiro. La ciudadanía tiene derecho a recibir más que medidas de emergencia: merece acciones serias, técnicas y con visión a futuro», destacó.
Estrada enfatizó los retos cruciales que Bogotá necesita abordar si realmente desea prepararse de manera adecuada para lo que depara el futuro: mejorar el aprovechamiento de las aguas pluviales, superar las restricciones que se imponen al uso industrial del agua, frenar la expansión sobre las zonas de recolección natural, y priorizar la restauración de la cuenca del río Bogotá. Según la ministra, sólo de esta manera es posible asegurar una sostenibilidad real en el uso del recurso hídrico.
El alcalde, por su parte, defendió que la decisión de aumentar la dosificación del agua se tomó por razones técnicas y no por presiones externas. Agradeció al equipo de acuicultura de Bogotá por su gestión y subrayó que, a pesar de la complejidad de cerrar y reabrir el suministro de agua, no se presentaron daños significativos en la infraestructura que soporta este sistema.
Dicha medida había sido implementada a raíz de las críticas que surgieron cuando los niveles de agua en la laguna del sistema Chingaza eran alarmantemente bajos. Después de varias semanas de monitoreo y evaluaciones sobre las condiciones climáticas, y considerando la lluvia esperada entre abril y junio según reportes del IDEAM, se apoyaron las restricciones impuestas anteriormente.
No obstante, las preocupaciones persisten. La ministra Estrada reiteró que no se puede seguir enfrentando crisis con soluciones temporales. Desde su perspectiva, es necesario adoptar una estrategia pública inmediata sustentada en datos científicos. «No basta con esperar a que llueva», expresó de manera enfática.
Su mensaje fue claro y contundente: aunque el suministro de agua regresará a los hogares sin restricciones, el verdadero desafío radica en garantizar el derecho al agua en el largo plazo.
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