Here’s a revised version of the title using synonyms: «El anciano Tyrannosaurus Rex arribó al lado del apéndice de Bering para América del Norte.»

Madrid. Viernes 9. Mayo de 2025. El Tyrannosaurus rex, uno de los dinosaurios más emblemáticos de la era mesozoica, evolucionó en América del Norte. Sin embargo, investigaciones recientes han revelado que su ancestro directo migró desde Asia, cruzando un puente terrestre que vinculó ambos continentes hace más de 70 millones de años. Este hallazgo plantea preguntas fascinantes sobre la dispersión y evolución de los dinosaurios y nos permite entender mejor la dinámica de las especies en un periodo geológico tumultuoso.

Un nuevo estudio conducido por investigadores de UCL (University College London), que fue publicado en la revista Royal Society Open Science, subraya que el crecimiento acelerado de los tiranuridos, un grupo relacionado con el Tyrannosaurus rex, así como un grupo afín denominado megarrapores, se correlacionó con el enfriamiento climático global que ocurrió tras el punto álgido de temperaturas, aproximadamente hace 92 millones de años. Este documento expone un argumento convincente sobre cómo estos dinosaurios pudieron adaptarse más eficazmente a los rápidos cambios en su entorno, lo que les permitió prosperar en un mundo que se tornaba cada vez más frío.

El equipo de investigación fue complementado por científicos de diversas instituciones, incluyendo la Universidad de Oxford, la Universidad de Pittsburgh, y universidades de Aberdeen, Anglia Ruskin, y Wyoming. El autor principal, Cassius Morrison, un estudiante de Ciencias Doctorales en UCL, expresó en un comunicado: «El origen geográfico del Tyrannosaurus rex es un tema de intenso debate. Los paleontólogos están divididos sobre si su antepasado llegó de Asia o de América del Norte. Nuestro modelo indica que sus ancestros probablemente llegaron a América del Norte desde Asia, cruzando la berina que existía entre lo que ahora es Siberia y Alaska.»

Esto se alinea con investigaciones previas que sugieren que el Tyrannosaurus rex estaba más estrechamente relacionado con primos asiáticos como el Tarbosaurus, en lugar de con parientes estadounidenses como el Daspletosaurus. Morrison añadió que, aunque se han encontrado numerosas muestras fósiles de Tyrannosaurus rex en América del Norte, deben seguirse explorando los fósiles de su ancestro directo, que aún podrían estar enterrados en Asia.

Perspectivas contradictorias

Este estudio contrasta significativamente con conclusiones publicadas el año pasado, que afirmaban que el pariente del Tyrannosaurus rex, el Tyrannosaurus mcreensis encontrado en Nuevo México, antecedió al Rex en entre 3 y 5 millones de años, sugiriendo así sus orígenes en América del Norte. El equipo detrás de este nuevo estudio refutó esa afirmación, indicando que el fósil mcreensis no había sido datado de manera confiable.

En su investigación, los científicos examinaron cómo los tiranosáuridos y sus primos, los megarrapores, se dispersaron por todo el mundo utilizando modelos matemáticos basados en datos fósiles, árboles evolutivos de dinosaurios, así como en la geografía y las líneas de tiempo geológicas. Es importante notar que estos modelos abordan las lagunas en el registro fósil, enfrentando la incertidumbre inherente a tales estudios.

Los megarrapores, considerados como algunos de los carnívoros más prominentes entre los dinosaurios, contaban con numerosas muestras fósiles. A diferencia del Tyrannosaurus rex, que tenía un cráneo grande y manos delgadas, estos carnívoros exhibían adaptaciones completamente diferentes que les permitían cazar de manera efectiva diferentes tipos de presas. Esto es relevante, ya que se planteó que mientras el Tyrannosaurus rex cazaba a especies laramidianas como el Triceratops, los megarrapores estaban más enfocados en cazar jóvenes saurópodos en el sur de Gondwana.

Un crecimiento colosal

Ambos grupos, los tiranosáuridos y los megarrapores, alcanzaron tamaños gigantescos en un periodo relativamente corto. Esto ocurrió después de un enfriamiento significativo en el clima global, conocido como el evento de la tiza de calor máxima, que se dio hace aproximadamente 92 millones de años. Este rápido crecimiento se produce en un contexto donde otros carnívoros gigantes, como los carcarodontosáuridos, se habían extinguido, dejando un vacío en la parte superior de la cadena alimentaria que fue rápidamente ocupado por los tiranosáuridos y los megarrapores.

Los expertos sugieren que la capacidad de los tiranosaurios y sus parientes para tolerar temperaturas más frescas pudo haberles conferido una ventaja sobre otros grupos de dinosaurios competidores. Al final de la era de los dinosaurios, el Tyrannosaurus rex podía llegar a pesar hasta nueve toneladas, lo que es equivalente al peso de un tanque ligero africano, mientras que los megarrapores pudieron alcanzar longitudes impresionantes de hasta diez metros.

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