Here’s a revised title with synonyms: Nuevas instalaciones militares en la era de Trump.

Los recientes cambios geopolíticos y las nuevas prioridades en la política exterior establecidas por el gobierno de Donald Trump han generado una dinámica fascinante en América Latina y el Caribe. En la actualidad, las Bases militares de los Estados Unidos en esta región se contabilizan en aproximadamente 76, un número significativo de un total de cerca de 800 bases que están distribuidas alrededor del mundo. Este aumento en la presencia militar refleja las preocupaciones actuales de la Política exterior de la Casa Blanca en cuanto a la región, que se resumen principalmente en el intento de Prevenir el progreso económico de China, al mismo tiempo que se combate la incertidumbre patrocinada por organizaciones de comercio de drogas y el multimodal «narcoterrorismo». En este contexto, la administración de Trump ha fortalecido su apoyo logístico para la Deportación de inmigrantes que han sido expulsados de los Estados Unidos.

En tiempos recientes, en respuesta a la controversia de establecer nuevas bases, el gobierno de los Estados Unidos ha puesto en marcha diversas estrategias. Estas incluyen la creación de instituciones permanentes y la Determinación conjunta con el ejército local para llevar a cabo cooperaciones que, además de ser más asequibles, generalmente evitan la necesidad de un proceso parlamentario complejo, lo que suma a su favor y reduce la exposición mediática que podría resultar contraproducente.

A través de una combinación de bases y diversas iniciativas militares, Washington busca ejercer un mayor control en áreas estratégicas cuyo valor se incrementa, especialmente en lo relacionado con la existencia de recursos naturales. Este interés puede explicarse como parte de una estrategia para anticiparse y enfrentar escenarios potencialmente conflictivos a corto y mediano plazo. La presencia militar en América Latina abarca una amplia variedad de instalaciones, comenzando con la histórica Base de Guantánamo, que es considerada uno de los principales centros de violaciones de los derechos humanos a nivel global; esta base ha sido recientemente reconfigurada para acomodar a inmigrantes indocumentados. Los nuevos conceptos de bases militares que evalúa el gobierno de Trump no variarían significativamente del modelo establecido en 1903, ocupando de manera ilegal una parte del territorio cubano.

Durante su reciente visita a Panamá, el Secretario de Defensa Pete Hegseth firmó un acuerdo de entendimiento con la administración de José Raúl Mulino, que permitió a los Estados Unidos implementar una presencia militar en las áreas cercanas al canal. Sin embargo, esta medida contraviene la constitución panameña, que establece la neutralidad del canal, permitiendo que solo el país central de los Estados Unidos mantenga su presencia en el territorio nacional. Entre los acuerdos firmados, se incluye uno que permite a los Estados Unidos defenderse en caso de que su neutralidad esté en peligro.

Además, el Washington puede mostrar un número de personal sin festival en tres bases, si el Pentágono lleva a cabo la construcción de instalaciones, como las bases previamente controladas antes de la transferencia del canal: Howard Air Base, Naval Station «Rodman» y la base aérea «Sherman», lo que suma un total de 12 bases estadounidenses en Panamá. También es notable que Trump recibió beneficios significativos, como el tránsito gratuito de barcos de la Marina de los Estados Unidos a través del canal de «costo neutral» para Panamá. Esto ha llevado a que Mulino acepte que su país se convierta en un punto de tránsito para migrantes ilegales expulsados de Estados Unidos, similar a lo que ya está sucediendo con personas de India, China, Uzbekistán, Pakistán y Afganistán.

Junto a Panamá, un Segundo país que tiene un papel destacado en esta nueva era de relaciones bajo el gobierno de Trump es Ecuador. Esto se volvió aún más prominente después de la reelección de Daniel Nobo el 13 de abril. La oferta principal de la Tierra Andea es Galápagos, donde Estados Unidos ya estableció una base durante la Segunda Guerra Mundial. Actualmente, la prioridad del Pentágono en esa región es contrarrestar a China, aunque el discurso oficial sugiere que la militarización de la isla responde a un incremento del tráfico de drogas en el Océano Pacífico.

A pesar de que la constitución de 2008 prohíbe el establecimiento de bases extranjeras en el territorio ecuatoriano, debido a la protección de las islas como un «patrimonio natural de la UNESCO», Nobo está considerando reformas constitucionales a corto plazo que permitirían la militarización en Galápagos y la posibilidad de recuperar una antigua base que fue cerrada en 2009 bajo el gobierno de Rafael Correa.

Por otro lado, la importancia estratégica del Pacífico también está influyendo en las relaciones exteriores del gobierno de Dina Boluarte, que, con la inauguración programada de 2024 del Megapuerto de Chancay, al norte de Lima, ha comenzado a integrar la Franja y la Ruta de Beijing. A fin de equilibrar esta situación, el gobierno peruano ofreció a los Estados Unidos construir una nave espacial cerca de la ciudad de Talas, en el departamento de Piura, mediante una inversión conjunta entre Southern y la NASA, que actualmente está bajo la dirección de Elon Musk.

En cuanto a Guyana, esta nación se ha convertido en un conglomerado al servicio del Comando Sur mientras las tensiones con Venezuela aumentan, especialmente en el contexto de la creciente explotación petrolera en la región de Esequibo. Por lo tanto, Estados Unidos ha acondicionado el aeropuerto Brigadier Gary Bean y está construyendo cuatro celdas fluviales, entre otras iniciativas, para fortalecer la defensa de los guyanos, quienes buscan resguardarse contra cualquier eventualidad con Venezuela y otras bases en el Caribe.

Finalmente, el emprendimiento entre los Estados Unidos y el gobierno de Javier Milei se encuentra en proceso para la construcción de una base con un enfoque preferencial hacia el Atlántico Sur y, por ende, hacia la Antártida. Washington buscaría compartir esta ruta junto con el Reino Unido. En este sentido, visita Argentina en este momento Alvin Holseja, el nuevo jefe de comandos del sur, quien seguramente avanzará en esta área. En resumen, la estrategia del gobierno estadounidense no solo busca reafirmar su influencia en América Latina, sino que también le permite ejercer dominio sobre nuevos territorios y garantizar el acceso a recursos naturales y estratégicos, desafortunadamente reforzado por el apoyo de gobiernos aliados en la región.

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