La economía colombiana enfrenta un nuevo episodio de tensiones internacionales que amenaza varios pilares de sus exportaciones: café, flores, hortalizas y otros bienes no mineros y energéticos. Esta cautela se sustenta en un escenario en el que el mercado estadounidense, destino tradicional de muchos productos colombianos, advierte sobre la posibilidad de introducir aranceles o aumentar los ya vigentes ante los problemas diplomáticos y la revisión de las relaciones comerciales entre ambos países.
- Dependencia del mercado americano
Colombia ha considerado históricamente a Estados Unidos como su principal comprador. Según datos de exportación, alrededor del 30% de los productos colombianos llegan al mercado americano. Sectores como el de las flores ya están mostrando grandes números: en 2024, los floricultores colombianos lograron exportaciones a EE.UU. por más de $1.200 millones, convirtiéndose en el principal proveedor de cortes de este mercado. - Productos sensibles a los derechos de aduana
Hay muchos elementos cubiertos por la alerta:- Café: Colombia completó uno de sus mejores años productivos, registrando un aumento estimado de la cosecha del 17% en 20242025. Sin embargo, en el ciclo 20252026 se espera una caída de casi el 5,3%.
- flores: Un sector que emplea a cientos de miles de personas (y muchas mujeres cabeza de familia) cuyo acceso al mercado estadounidense podría verse afectado si aumentan los aranceles.
- Productos de producción e industria ligera.: Si bien reciben menos cobertura, también están en el radar de revisión arancelaria, dada la amenaza de impuestos más altos por parte de Washington.
- Escenario de cambio arancelario
Por ejemplo, en abril de 2025, Estados Unidos impuso un arancel general del 10% a las importaciones colombianas como parte de una política más amplia de «aranceles recíprocos». Si bien este 10% es inferior al de algunos competidores de otros países, la vulnerabilidad radica en la falta de diversificación y la alta dependencia del mercado estadounidense. Ahora existe el riesgo de que Washington extienda estos aranceles o tome medidas adicionales en represalia por otros conflictos bilaterales (migración, política antidrogas, etc.). - Impactos indirectos y estructurales
Las consecuencias de un posible aumento de aranceles afectarán no sólo a los precios y la competitividad, sino también al empleo rural, las cadenas de valor locales y la estabilidad monetaria. Un análisis señaló que «un impuesto del 25% sobre los productos agrícolas colombianos amenazaría los medios de vida de decenas de miles de mujeres que dependen de las industrias de las flores, el café y el banano». Además, el aumento del precio de los productos exportados reduce los márgenes de los productores colombianos y debilita la capacidad de reinvertir, innovar y respaldar el empleo. - Respuesta del gobierno y escenarios alternativos
El gobierno colombiano, consciente del peligro, ha iniciado negociaciones detalladas para obtener exenciones o mecanismos especiales de protección para productos clave. Por ejemplo, en septiembre de 2025 se informó que Colombia estaba iniciando negociaciones con Estados Unidos sobre la libre exportación sin aranceles de café, flores, frutas y otros bienes. Al mismo tiempo, se están explorando mercados alternativos y estrategias de diversificación de destinos para reducir la presión sobre Estados Unidos. - ¿Qué está en riesgo?
Un nuevo conflicto arancelario con EE.UU. puede resultar en:- Incremento de precios de productos colombianos en el mercado americano → pérdida de competitividad frente a otros países o sustitución por proveedores alternativos.
- Reducción de las exportaciones, lo que significaría menores ingresos de divisas e impactaría el PIB de los sectores agrícola y manufacturero.
- Desempleo o pérdida de ingresos en regiones rurales especializadas en estos productos (flores de la sierra de Bogotá, café del Eje Cafetero, producción de zonas periféricas).
- Mayor presión sobre la balanza comercial y el peso colombiano en caso de caída de las exportaciones o aumento de los costos de producción.
- Posible reorientación de la estrategia exportadora colombiana hacia nuevos mercados (Europa, Asia) o hacia cadenas productivas de mayor valor agregado.
- Solicitud
Aunque ya existen aranceles del 10%, lo que estamos viendo hoy es una «alerta temprana» de lo que puede venir: medidas más estrictas, represalias mutuas y una dependencia que muestra grietas. Para los sectores exportadores de Colombia -flores, café, manufacturas- el momento es un momento de riesgo, pero también de oportunidad: innovar, diversificar y posicionarse en nichos de mayor valor agregado puede marcar la diferencia frente al golpe que podría asestar un mercado tan exigente como el de Estados Unidos.
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