El 13 de marzo de 2013, el mundo católico celebró el cónclave que llevó a la elección del Papa Francisco, mientras que el fútbol colombiano se encontraba en un momento crucial de su historia. Este día marcó una etapa de transformación entre la rica y gloriosa trayectoria de los clubes tradicionales de Colombia y el surgimiento y consolidación de nuevos equipos en la categoría de la Fútbol Profesional Colombiano (FPC). En este momento de cambio, el fútbol colombiano no solo se enfocaba en su historia, sino también en la manera en que nuevos actores empezaban a relucir en la escena nacional.
(Lea aquí también: a más de 25 jugadores quedan sin un equipo para la liga BetPlay 2025-I)
En aquel entonces, Millionarios Football Club se erguía como el club más exitoso en la historia de la liga colombiana, ostentando un impresionante récord de 14 títulos de liga. Este equipo rompió una sequía de 24 años sin conquistar el torneo, al alzarse con el trofeo en el finalización de 2012, lo que les permitió reintegrarse a las conversaciones sobre el éxito dentro del fútbol colombiano. La situación de América de Cali era un tanto diferente y dolorosa; el equipo conocido como «Los Diablos Rojos» contaba con 13 títulos, pero enfrentaba una dura realidad al competir en la segunda división desde el año 2011, lo que limitaba su acceso a la gloria y al reconocimiento en el ámbito nacional e internacional.
Por otro lado, Atlético Nacional, que llevó su cuenta de trofeos a 11, se había consolidado como uno de los dominadores del fútbol colombiano en la última década. Deportivo Cali y Santa Fe, con ocho y siete campeonatos respectivamente, también formaban parte de la élite del fútbol del país. En particular, Santa Fe había logrado superar una inusual racha de 37 años sin conquistar la liga, culminando dicha espera en la apertura de 2012, lo cual fue un logro significativo para el club y sus hinchas. Junior de Barranquilla, con su historial de seis títulos, también permanecía en la élite del fútbol colombiano, mientras que la lucha por alcanzarlos se intensificaba cada temporada.
A nivel internacional, los clubes colombianos mantenían una trayectoria relativamente modesta en términos de trofeos en competiciones continentales. Solo contaban con dos títulos de la Copa Libertadores; Atlético Nacional ganó su primer trofeo en 1989, y Once Caldas hizo historia al conquistar el torneo en 2004. Hasta ese momento, el fútbol colombiano no había logrado éxitos en la Copa Sudamericana ni en la Recopa Sudamericana, lo que reflejaba una necesidad de mejorar su desempeño en el ámbito internacional.
En cuanto a la selección nacional, el recuerdo más reciente de éxito era la Copa América de 2001, que se llevó a cabo en casa y culminó con el título para Colombia. Sin embargo, en 2013, la selección nacional, bajo la dirección del entrenador José Pékerman, comenzaba a mostrar signos de gran potencial y estaba en una buena posición para clasificar a la Copa Mundial de 2014, una meta que no se había logrado desde 1998.
No se puede pasar por alto que la situación del descenso también afectó el panorama futbolístico en el país. Clubs como Itagüí, Equity y Patriotas fueron algunos de los nuevos nombres que comenzaron a ganar notoriedad en la parte más alta del fútbol colombiano, a medida que luchaban por establecerse y solidificarse en el ámbito profesional. Esta competencia agregaba una nueva dimensión al ya vibrante fútbol colombiano.
Finalmente, el patrocinador de la liga, en ese momento, era Postobón, un respaldo importante para el desarrollo del torneo. En la Primera División, se jugaban solo 18 equipos, contra los 20 que más tarde se hicieron comunes, lo que revelaba una organización que aún estaba en transición, en un camino hacia un futuro más sólido y profesional.
Eldeportivo.com.co