Esta vez apunta directamente a su “política de abuso de reputación”. – Noticias ultima hora

Lo que Bruselas ha lanzado hoy no es simplemente otra nota técnica sobre cómo funciona Google, sino una medida que habla directamente de la forma en que Google decide lo que vemos cuando buscamos información. Una directiva interna para combatir el spam está en el centro de una nueva ley europea porque según la Comisiónpodría prohibir contenido de medios y editores legítimos. Una cuestión que, a juicio de la Comisión, debe ser examinada en profundidad para determinar si su aplicación tiene efectos indeseables.

Estamos ante una demanda que abre un procedimiento formal en el que la Comisión valorará si Google está cumpliendo con las obligaciones de la DMA respecto al tratamiento que reciben los editores en su buscador. Bruselas quiere comprobar si las condiciones de acceso y posicionamiento corresponden a los criterios de equidad previstos para los servicios designados como guardianes. Esta primera fase no se trata de atribuir una infracción, sino de activar un proceso detallado que determine cómo se aplicarán realmente las regulaciones.

La política bajo sospecha. Google incluye esta política como parte de su política de búsqueda de spam y la presenta como una herramienta para combatir las prácticas que manipulan las clasificaciones de búsqueda cuando los sitios web contienen contenido de socios comerciales. Desde una perspectiva técnica, la motivación tiene sentido: el ecosistema está lleno de prácticas que intentan explotar las lagunas para lograr una mejor posición en los resultados.

La pregunta de la Comisión es si esta política afecta a las publicaciones que utilizan colaboraciones comerciales dentro de un marco editorial legítimo. Para las empresas de medios, estas ofertas representan una importante fuente de ingresos y su degradación en la Búsqueda de Google puede tener un impacto real en las audiencias. Bruselas quiere saber hasta qué punto su aplicación puede penalizar a los actores que no intentan manipular algo. El análisis girará en torno a esta delgada línea.

DMA en acción. La Ley de Mercados Digitales establece su propia regulación para las plataformas consideradas Porterolas grandes plataformas que actúan como puerta de entrada entre empresas y usuarios en el entorno digital. Estos servicios deben garantizar que sus normas internas sean comprensibles, justificadas y verificables por la Comisión incluso antes de que se demuestre el daño. La investigación se guía por este modelo: Bruselas quiere confirmar que la política aplicada por Google cumple con las obligaciones reforzadas asociadas a este estatus.

Golpe para el modelo de ingresos. La vicepresidenta ejecutiva para una Transición Limpia, Justa y Competitiva, Teresa Ribera, fue explícita sobre el punto que más preocupa a Bruselas: «Nos preocupa que las políticas de Google no permitan que los editores de noticias sean tratados de forma justa, adecuada y no discriminatoria en los resultados de búsqueda». También destacó que la pérdida de ingresos llega en “un momento difícil para la industria”, por lo que esta investigación es algo más que una simple revisión técnica.

Una relación larga y complicada. Bruselas lleva años bajo la lupa de Google, como lo demuestran sanciones como la multa de 2.950 millones de euros impuesta en septiembre de 2025 por prácticas en su negocio publicitario o la multa a Google Shopping en 2017, ratificada por el Tribunal de Justicia en 2024. Esta nueva investigación no parte de cero: encaja en una historia que refleja cómo la Comisión ha reforzado su supervisión a medida que la actividad de la empresa abarca más sectores.

Presión de Washington. El caso también llega en un momento en que algunas de las críticas más fuertes al marco digital europeo provienen de Estados Unidos. Donald Trump ha denunciado que medidas como la DMA están perjudicando a las empresas estadounidenses y ha advertido sobre posibles aranceles adicionales si continúan. Sin formar parte del expediente, estas declaraciones ilustran el contexto político en el que se examinan las políticas de Google y muestran cómo la regulación europea coexiste con una creciente sensibilidad comercial al otro lado del Atlántico.

Los posibles resultados. A partir de ahora, Bruselas examinará la documentación, pedirá aclaraciones a Alphabet y evaluará si la directiva es coherente con las obligaciones de la DMA. Si detecta infracciones, informará a la empresa de sus conclusiones y de las medidas que considere necesarias para corregirlas. El proceso puede completarse sin sanciones, con ajustes internos por parte de Google o con la imposición de requisitos formales y en última instancia multas. La Comisión tiene previsto completar el análisis en un plazo de hasta doce meses.

Imágenes | sara b | 1981 digitales

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