Es un sueño aterrador para la intimidad.

En la actualidad, la facilidad con la que compartimos información y contenido en Internet es increíble. A menudo, lo hacemos sin detenernos a considerar las posibles repercusiones de nuestras acciones. Por este motivo, los expertos en protección de datos han estado advirtiendo durante años sobre la importancia de no publicar nada que no estemos dispuestos a que sea visto en público. Aunque puede parecer un consejo obvio, esta advertencia se aplica incluso a aquellas cuentas que consideramos privadas. Lo que hoy consideramos «solo para amigos» podría volverse accesible y ser descubierto mañana sin previo aviso.

Este riesgo de exposición en línea ha tomado una nueva relevancia en nuestra era digital. La cuestión ya no depende únicamente de lo que elegimos mostrar, sino también de lo que la tecnología puede inferir acerca de nosotros. Las imágenes que subimos a la red pueden contener información invaluable, como, por ejemplo, el lugar exacto donde fueron capturadas. La llegada de modelos de inteligencia artificial que pueden analizar y extraer información a partir de fotografías incrementa exponencialmente nuestra vulnerabilidad.

OpenAi’s AI puede determinar la ubicación de una foto. Los nuevos modelos Operai, denominados O3 y O4-Mini, han llevado el análisis visual a un nivel insospechado. Estos modelos son capaces de examinar imágenes con una precisión sorprendente y combinan su capacidad interpretativa con herramientas como motores de búsqueda en la web y modificaciones de imágenes para obtener respuestas aún más refinadas.

Gracias a esto, por ejemplo, pueden ofrecerte explicaciones más elaboradas que las que se encuentran en un manual, o ayudarte a desglosar conceptos complejos. Sin embargo, esta capacidad de análisis abre también la puerta a un uso que merece nuestra reflexión crítica.

Nueva tendencia viral. En plataformas de redes sociales como X, una de las modas más recientes no se relaciona con la creación de imágenes en el estilo visual de Ghibli o la creación de composiciones artísticas con LEGO – ART. Más bien, una multitud de usuarios está utilizando estos modelos para identificar la ubicación precisa en la que fue tomada una fotografía, incluso si esta no cuenta con metadatos (datos exif) adjuntos.

Al indicarle al modelo que funcione como GeoGuesser para analizar una imagen, es capaz de desglosar detalles, buscar coincidencias y llegar a una conclusión sobre la localización geográfica. En una de nuestras pruebas, el sistema consiguió identificar una calle específica en Madrid a partir de una simple captura de pantalla. Este proceso tardó alrededor de 15 minutos, pero el resultado fue notablemente preciso.

Una función que debería hacer que reflexionemos profundamente. En un entorno tan hinóptico como el actual, donde las imágenes y los momentos se comparten de manera continua, es vital recordar que no es necesario publicar explícitamente una imagen para que otros puedan deducir su contexto y localizarla.

La inteligencia artificial ha duplicado el nivel de exposición sin que muchas personas se percaten. Y aunque esta capacidad tiene aplicaciones que resultan fascinantes, también incrementa significativamente los riesgos relacionados con nuestra privacidad. Cada vez más, la protección de nuestra privacidad depende no solo de lo que decidimos compartir, sino también de lo que otros pueden deducir a partir de esa información compartida.

Fotos | Grabación de pantalla

En | O4-Mini es mucho más que otro modelo de AI. Es el Tesla Model 3 de OpenAai

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