La escala colombiana continuó su tendencia a la baja el martes, experimentando una prolongación de sus pérdidas. Este comportamiento se encuentra impulsado principalmente por la preocupante fragilidad fiscal del país y los recientes resultados macroeconómicos que han sido considerados insatisfactorios. Las ventas minoristas en febrero, aunque mostraron un incremento del 7,5% en comparación con el año anterior, fueron menos robustas que el aumento del 10,2% registrado en enero y no cumplieron con las expectativas del mercado, lo que generó inquietudes entre los inversionistas.
A pesar de que el consumo todavía resiste en algunas categorías como la tecnología y los artículos para el hogar, Ulissing ha debilitado considerablemente la demanda interna. Este cambio es particularmente notable en el sector minorista, donde se ha evidenciado una disminución del empleo del 1,2%. Esta tendencia sugiere que las empresas están adoptando un enfoque conservador en relación a sus proyecciones económicas, lo que a su vez tiene el potencial de frenar las perspectivas de crecimiento en el futuro cercano.
Simultáneamente, la producción industrial ha interferido en una contracción del 2,2% en febrero, lo que ha sido influenciado por una reducción generalizada en la minería, la industria de producción, así como en los servicios de energía y públicos. La combinación de sectores afectados, especialmente aquellos vinculados al petróleo y la industria minera, ha provocado pérdidas significativas, poniendo en riesgo los ingresos fiscales de Colombia y creando un lastre sobre la economía del país.
Para agravar la situación, Colombia ha decidido volver a los mercados internacionales de bonos con una nueva emisión denominada en dólares. Los precios iniciales han indicado tasas de interés que podrían alcanzar hasta el 9%, lo cual refleja la incomodidad y el escepticismo de los inversores en relación con el riesgo fiscal y la incertidumbre que se suscita en el período previo a las elecciones.
De cara al futuro, los analistas de los mercados estarán atentos a los datos sobre las ventas minoristas en Estados Unidos, así como a las declaraciones del presidente de la Fed, Powell. Estas variables podrían influir en la percepción de la moneda a nivel global. Además, en el contexto colombiano, otros indicadores sobre la confianza del consumidor también estarán bajo el escrutinio ya que proporcionarán información crítica sobre las condiciones actuales de la demanda interna, lo que podría tener importantes repercusiones en la economía del país.
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