Conductor adicto al alcohol ataca a 11 peatones en San Cristóbal: una víctima muerta – ADICIONAL – Noticias ultima hora

El sábado 8 de noviembre de 2025, un grave accidente vial sacudió el distrito de Santa Rita en la localidad de San Cristóbal (sur de Bogotá), capital de Colombia, cuando un taxi atropelló a un grupo de 11 personas que caminaban por la vía pública.

El conductor del vehículo fue identificado como José Eduardo Chalá Franco, de 56 años, quien, según información oficial, circulaba bajo los efectos del alcohol y con una concentración máxima de alcohol en sangre (grado 3). Se estableció además que viajaba en hora punta y que había acumulado más de diez citaciones por infracciones de tráfico.

Detalles del accidente

La reconstrucción de los hechos muestra que el taxi número VDW 626 bajaba una cuesta, aparentemente a excesiva velocidad, perdió el control del vehículo, se incrustó en la acera y atropelló a varios peatones, impactando luego contra la fachada del edificio. Entre los atropellados por los coches se encontraban menores de edad: a una joven de 15 años se le diagnosticó muerte cerebral, que finalmente le provocó la muerte; Otro niño de 7 años se encontraba en estado crítico.

Patrón de consumo habitual

Al margen del accidente, el testimonio de los familiares del conductor demuestra que Chala Franco tenía la costumbre de beber alcohol habitualmente: «seguía bebiendo con amigos», afirmó un allegado, quien añadió que «a pesar de esa conducta, no le pasó nada». El primo de los menores atropellados fue más contundente: «Es una persona borracha, bajo los efectos del alcohol todo el tiempo… Conduce taxis desde hace más de cinco años».

Este contexto arroja luz sobre una cultura de impunidad y laxitud en la vigilancia, ya que los testimonios demuestran que «la policía era muy proxeneta, no le dijeron nada» sobre el comportamiento del conductor.

Responsabilidad judicial y sanciones

Luego del accidente, la Fiscalía General de Colombia acusó a Chala Franco de intento de asesinato y lesiones corporales intencionales; El mismo conductor se declaró culpable de los cargos y fue enviado a prisión preventiva.

En cuanto al nivel de alcohol, se encontró en el nivel tres, que en Colombia significa una concentración de etanol en sangre superior a 150 miligramos por decilitro y conlleva sanciones más severas. Además, el hecho de que el conductor infringiera normas de circulación como el pickandplate y tuviera antecedentes penales empeora su situación jurídica.

Impacto, repercusiones y reivindicaciones sociales

El hecho generó indignación pública en Bogotá y todo el país por la sensibilidad que generó el accidente, que involucró víctimas inocentes, entre ellas menores de edad, y que además dejó en evidencia fallas en el sistema de vigilancia vial y control de conductores. Las víctimas y sus familiares piden justicia y las autoridades locales han expresado su preocupación por los accidentes de tráfico y la exposición frecuente de los conductores que conducen vehículos de servicio público.

Este caso puso de relieve varios factores clave: el consumo habitual de alcohol de los conductores profesionales, la falta de intervención oportuna de las autoridades, el incumplimiento de las normas básicas de tránsito vial y la vulnerabilidad de los peatones ante este tipo de accidentes.

Reflexión final

A medida que avanza el proceso legal, el caso de José Eduardo Chalá Franco sirve como una advertencia sobre la importancia de fortalecer los mecanismos de control para los conductores profesionales, especialmente aquellos que prestan servicios públicos, y asegurar que las regulaciones existentes no sean sólo en el papel, sino que se apliquen con rigor para proteger la vida de los ciudadanos.

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