La larga espera de las comunidades indígenas y las sociedades de los tuqueros en busca de una infraestructura de salud adecuada ha llegado a un desenlace doloroso. Tras casi diez años de promesas incumplidas y projectos sin concluir en Ipaine y Yascual, el gobierno local ha hecho un anuncio significativo: el inicio de los IP indígenas Julián Carlosama. Esta decisión, que está formalizada en la legislación vigente desde el 22 de abril de 2025, ha generado desconfianza en la población sobre el acceso a la salud y la utilización de los fondos invertidos desde el año 2015, según explicó el ministro Alex Lima.
Lima destacó que para las comunidades de los Túquerres, la creación de la sede y la implementación del IPS Julián Carlosama representan una luz de esperanza para mejorar la atención sanitaria. Sin embargo, un año después de la introducción del proyecto, han surgido una serie de problemas que han impedido su culminación.
El ministro también enfatizó que las autorizaciones emitidas por el gobierno local han llevado a la conclusión de que, tras completar todos los requisitos legales para seguir adelante con el contrato de construcción, no había alternativa sino iniciar el proceso de terminación unilateral y de ajuste de tarifas.
De acuerdo con la información proporcionada por las fuentes oficiales, el proceso de división se llevará a cabo en múltiples etapas. En la fase inicial, especialistas en diferentes áreas realizarán una evaluación exhaustiva de cada sector involucrado. Posteriormente, las partes interesadas tendrán la oportunidad de participar en un acuerdo mutuo para probar las tarifas aplicadas.
Una vez que se haya completado todo el proceso de intercambio, la Agencia Administrativa tiene la responsabilidad de notificar a los reguladores pertinentes, incluida la regalía general (SGR), que fue la principal fuente de financiación del proyecto, para que se inicie una investigación adecuada sobre la situación actual.
Las inquietudes sobre la responsabilidad en el fracaso de esta iniciativa y el futuro de los edificios que han quedado en desuso resuenan en la comunidad. ¿Quién rendirá cuentas por el dinero público que se ha invertido durante todos estos años? ¿Qué propósito se les puede asignar a estas estructuras, que se han convertido en un símbolo de expectativas no cumplidas? Estas son interrogantes que aún no tienen respuestas claras y que continúan manteniendo a los residentes de Túquerres en un estado de incertidumbre y tensión.
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