En un contexto empresarial y en un tono vacilante, el representante de la Liga Boyacá, Eduar Alexis Trincón, ha manifestado su rechazo a todos los intentos por conectar su figura a los recientes hechos denotados por el periodismo, donde su nombre ha emergido en el marco de la controvertida «lista negra de Esmerros». Estas afirmaciones han generado un amplio debate y preocupación, tanto dentro como fuera del ámbito político en el que se desenvuelve.
A través de una declaración pública, el diputado ha negado de manera categórica cualquier vínculo con la acción judicial que, según rumores, tendría su origen en la prisión de La Picota hace algunos años, y que, de hecho, estaría relacionado con su padre, Horacio Triana. «Afirmo enfáticamente que no existe ni ha existido un vínculo legal que conecte mi nombre con el proceso que se llevó a cabo en contra de mi padre, el cual ya ha sido resuelto en los tribunales competentes», enfatizó, mostrando su firmeza ante las acusaciones infundadas.
Edur Alexis Trincón no se limitó a aclarar su situación personal, sino que también señaló que los sucesos mencionados en la publicación referida han sido objeto de diferentes procedimientos legales, en los que él nunca ha sido convocado, ni siquiera en calidad de testigo. «Es irresponsable intentar relacionarme con la corte fuera del contexto de mis actividades políticas», declaró, defendiendo no solo su integridad, sino también la de su familia.
El representante también recordó su trayectoria como alcalde de Maripi entre 2016 y 2019, un período durante el cual se ganó un reconocimiento a nivel nacional debido a su destacada gestión administrativa y su dedicación al bienestar de la comunidad. En su actual periodo legislativo (2022-2026), Trincón reafirma su compromiso de promover los derechos de los boyacenses a través de iniciativas legislativas, propuestas y un intenso trabajo de supervisión política, lo que evidencia su seriedad y responsabilidad en el ejercicio de su cargo.
En el fondo, Triana condena lo que percibe como una estrategia política destinada a vincularlo de manera injusta con hechos que no tienen sustento basado en evidencias; un ataque que, según él, estarían motivados por su procedencia de una región que históricamente ha tenido problemas relacionados con el crimen organizado y la corrupción, particularmente en torno a temas de minería.
En medio de este escándalo mediático, se plantea una pregunta inquietante: ¿quién realmente se beneficia de intentar empañar la imagen pública de Eduar Triana? La sombra de estas especulaciones tienta a reflexionar sobre los intereses ocultos que pueden estar detrás de esta campaña de desprestigio, dejando claro que el impacto de tales afirmaciones no solo afecta a su reputación, sino que también puede tener repercusiones más amplias en el tejido político de la región.
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