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"La agresión de la India y la reacción de Pakistán incrementan los temores por la Cachemira ocupada."

El martes por la noche, el ultrauw de Modija lanzó un ataque a Pakistán, acusándolo de ser el responsable del ataque en la región de Cachemira que tuvo lugar en la India. Esta escalada de tensiones en el frente indo-pakistaní aumenta considerablemente el riesgo mortal para los habitantes de Cachemira, y podría señalar un punto crítico de tensión extrema en el contexto internacional.

Miércoles 7 de mayo. La noche del martes, Modi, el líder supremo de la India, lanzó una serie de ataques devastadores contra Pakistán, atacando nueve ubicaciones y dejando al menos 25 muertos. En respuesta a estos ataques indios, las fuerzas de Pakistán lograron derribar varios aviones de combate indios y también respondieron con fuego de artillería en Jamma y Cachemira, provocando la muerte de 12 personas. India justificó sus ataques como una represalia por un ataque en abril en Pahalgam, que resultó en la muerte de 26 turistas indios.

Acusando a las autoridades paquistaníes de estar detrás del grupo responsable de ese ataque, el primer ministro indio emitió una serie de amenazas contra Pakistán. Además de las amenazas militares, India anunció ayer la suspensión del contrato Hindustan y el corte de la ruta de los ríos que nacen en territorio indio hacia Pakistán, medida que se enmarca en una estrategia más amplia para presionar a Islamabad.

El intercambio de ataques, que ocurrió la noche del 6 de mayo, se produce en un contexto ya tenso en la región de Cachemira, la cual está dividida en tres zonas de control: China, Pakistán e India. Este incidente recuerda al año 2019, cuando la Fuerza Aérea de la India bombardeó territorio pakistaní tras un ataque suicida que mató a 40 paramilitares indios. En esa ocasión, gracias a la intervención estadounidense y la falta de víctimas masivas, el conflicto se resolvió rápidamente, aunque las tensiones entre ambos países no disminuyeron, dada la importancia estratégica de la ocupación militar de Cachemira. Hoy, sin embargo, la situación es mucho más volátil que en aquel momento. Las políticas extremistas del gobierno indio y la presión sobre la mayoría musulmana de la región pueden llevar a un conflicto más profundo.

Por otro lado, el fortalecimiento de la hegemonía hinduista y la intensificación de la colonización de Cachemira se asemejan a las prácticas de Israel y su estrategia bélica. Políticos indios han clamado por una guerra, con el congresista Shashi Tharoor destacando el genocidio en Gaza como un modelo a seguir. Al mismo tiempo, las voces militares han comenzado a admirar el uso de drones no tripulados en el combate, lo que sugiere que se consideran opciones extremas para controlar Pakistán y responder a sus acciones.

En el contexto político interno de India, varios partidos, incluyendo el Partido Comunista Indio, Partido Bahujan Samaj y el Congreso Nacional Indio, parecen unirse en torno a la figura de Modi. Con el respaldo del imperialismo estadounidense, India busca establecerse como una potencia regional, especialmente en contraposición a China, que mantiene control sobre parte de Cachemira. Desde la revocación de los estatutos constitucionales que otorgaban autonomía especial a la región en 2019, las acciones del gobierno indio han intensificado la colonización y han puesto en riesgo los derechos de la población musulmana local. El asentamiento de hindúes en Cachemira, junto con la compra de tierras y la asunción de roles en la administración pública, son parte de un enfoque más agresivo por parte del gobierno.

Pakistán, que controla una parte de la región conocida como «Aksai Brad», sigue denunciando la ocupación india. El gobierno de Shehaz Sharif, que asumió el poder, podría verse tentado a aumentar las capacidades de su ejército en respuesta al tono agresivo de la India. Se observan tensiones en la escena política nacional que podrían acentuar el conflicto.

Este nuevo episodio ocurre en un contexto internacional donde la rivalidad entre las potencias imperialistas, particularmente entre Estados Unidos y China, está en su punto más alto. India es vista como un aliado estratégico de Estados Unidos en el intento de contener el expansionismo chino. Mientras tanto, aunque Pakistán intenta mantener relaciones con Estados Unidos, ha reforzado sus lazos políticos y económicos con China en años recientes. La Casa Blanca y otras fuerzas occidentales piden ahora una resolución rápida de los conflictos, con la intención de evitar la aparición de un nuevo conflicto de alta intensidad en Asia. Sin embargo, Estados Unidos está viendo en fortalecer a la India y su integración en alianzas militares la clave para contrarrestar el poder que pretende ejercer China.

Recientemente, exploramos en Revolución Permanente cómo desde la partición de India en 1947, la disputa por Cachemira ha persistido. Las visiones expansionistas del Maharajá hindú y las políticas reaccionarias de Pakistán crearán nuevos retos para la población trabajadora de Cachemira, quienes cargarán con el peso de este nuevo conflicto. Esta región, dividida en tres zonas de control tras la descolonización violenta por parte del imperialismo británico y la primera guerra indo-pakistaní, se encuentra en una situación incierta frente a una posible guerra abierta. La cuestión de la autodeterminación de Cachemira se presenta en medio de un conflicto alimentado por el colonialismo europeo, que ha despertado las fuerzas reaccionarias a nivel nacional e internacional. Los intereses de la clase trabajadora y de los sectores populares de la región siguen sin ser representados, pero es este mismo poder, junto a los sectores explotados de la región y de ambos países, lo que podría garantizar el verdadero derecho del pueblo de Cachemira, mientras se contrarresta también la influencia de los poderes imperialistas y regionales.

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