Al menos en la operación conjunta de las fuerzas armadas colombianas, que incluyó bombardeos aéreos y despliegue terrestre 19 presuntos miembros Disidentes de las FARC fueron asesinados en las selvas de la comuna de Calamar, en el departamento de Guaviare.
La ofensiva en el marco de la llamada «Operación Oriel» tuvo como objetivo el campamento de la facción liderada por Iván Mordisco, responsable de una de las estructuras disidentes más activas.
Según mandos militares, durante los combates también se produjeron capturas, rescate de menores en manos de grupos armados e incautación de grandes cantidades de material de guerra.
El presidente Petro publicó en su cuenta oficial X que había ordenado el bombardeo «y la disolución militar del frente ubicado por las Fuerzas Armadas».
La operación se produce en un momento clave en la implementación de la estrategia de «Paz Completa» del gobierno, mientras el país sigue de cerca los resultados de las medidas de seguridad en las regiones donde hay presencia de grupos armados ilegales.
Las autoridades indicaron que la selva del Guaviare era un bastión estratégico para que la disidencia cometiera delitos como narcotráfico, extorsión, reclutamiento infantil y minería ilegal.
Se espera que la ofensiva militar marque el escenario antes y después de la toma del control del territorio, aunque los desafíos logísticos, humanos y de vigilancia en este país selvático siguen siendo complejos.
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