Ultras del Núcleo Nacional provocan trifulcas en el centro de Madrid y acto policial – – Noticias ultima hora

Este sábado 8 de noviembre de 2025 la Policía Nacional intervino para desbaratar una marcha organizada por el ultragrupo Núcleo Nacional en el centro de Madrid.
La manifestación, que según la Delegación del Gobierno reunió a unas 700 personas, partió del Paseo del Prado y se dirigió hacia el Congreso de los Diputados.

El grupo convocante, descrito como una asociación de «franquistas, falangistas y nacionalsocialistas (nazis)», según los periodistas, pretendía a través de su enfoque exigir la expulsión de los inmigrantes y proclamar que «Europa debe ser para los cristianos».

A lo largo del recorrido, y especialmente hacia el final de la marcha, se reportaron incidentes de violencia callejera: se quemaron contenedores, se arrojaron motocicletas al suelo, se rompieron contenedores de basura y los agentes utilizaron explosivos y, según informes, gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes.

Al dispersarse por las calles cercanas al Congreso (calle Lope de Vega y alrededores del barrio de Las Letras), algunos de los participantes abandonaron pancartas y símbolos, mientras que otros se pararon claramente frente al cordón policial, recogiendo adoquines del suelo, según testigos.

La Delegación del Gobierno al menos lo confirma tres personas fueron arrestadas después de las discusiones.

La acción policial se caracterizó por el despliegue de unidades de intervención (UIP), la creación de un cordón al final del recorrido y la dispersión de los participantes. Al mismo tiempo, cuando la Policía comenzó a cargar, se dio orden de retirada al grupo organizativo, lo que permitió que parte del ultracontingente escapara por calles secundarias. El contexto en el que se desarrolla esta manifestación es importante: se conmemora el segundo aniversario de las protestas organizadas por el mismo grupo frente a la sede del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en la calle Ferraz en relación con la ley de amnistía a los condenados en el proceso independentista catalán. Según los organizadores, la elección del Congreso como objetivo de la marcha fue resaltar sus demandas políticas.

El hecho de que anteriormente se permitiera una ultramanifestación abierta a consignas xenófobas y supremacistas desencadena un debate público sobre la naturaleza de las convocatorias de extrema derecha, la libertad de expresión, la seguridad ciudadana y cómo deben actuar las fuerzas del orden en tales casos. Organizaciones de derechos humanos y entidades antifascistas ya han llamado la atención sobre el riesgo de que se conviertan en violencia o superen los límites del discurso protegido.

Diversos actores políticos y sociales condenaron la marcha y los incidentes posteriores, exigiendo medidas más estrictas contra el extremismo de extrema derecha, la incitación al odio y la violencia callejera. Por su parte, las fuerzas de seguridad deben rendir cuentas de sus acciones, uso de la fuerza y ​​gestión del orden público en un espacio tan sensible como el centro de la capital.

Este incidente nos recuerda que si bien la mayoría de las manifestaciones se desarrollan con normalidad, cualquier convocatoria con un tinte ideológico extremista u hostil puede convertirse en una fuente de tensión, especialmente en entornos urbanos densos como el centro de Madrid. Las detenciones, cargas y dispersión de manifestantes afectaron a vecinos, comercios, terrazas y el entorno del transporte público de las zonas cercanas. De manera similar, la presencia visible de símbolos de extrema derecha en el corazón de la capital genera preocupación sobre la normalización del discurso de odio.

En resumen, la acción policial logró detener algunos actos de violencia y clausurar la manifestación, pero el incidente reveló varias cosas: la capacidad de movilización de los grupos de extrema derecha, la tensión asociada a su presencia en espacios públicos, los riesgos asociados a estas marchas y los desafíos que el Estado y la sociedad deben superar y enfrentar la ideología extremista sin violar derechos fundamentales.

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