Tras el alquiler de piscinas en verano, un nuevo negocio surge en Madrid: las terrazas privadas en invierno – Noticias ultima hora

En un chalet de Boadilla del Monte, un grupo de amigos bebe vino mientras avanza la tarde. En el centro de Madrid, una pareja celebra su cumpleaños en la terraza de un desconocido. En Lavapiés, un grupo de veinteañeros brindan en una sala. En todos los casos hay algo en común: ninguno es propietario, pero durante unas horas pueden aparentar serlo. Madrid se alquila por partes: piscinas en verano, terrazas en otoño y salones en invierno. La vida cotidiana se convirtió en un escenario, la intimidad en un producto.

Rentable todo el año. Lo que empezó como una curiosidad veraniega –alquilar piscinas privadas por horas– ha evolucionado hasta convertirse en una nueva forma de ocio urbano. Plataformas como Cocopool, nacida como el “Airbnb del agua”, ahora también alquilan espacios interiores durante el resto del año. Pero detrás de esta moda hay algo más profundo que una simple tendencia de ocio: un intento de comprar una vida. estéticoese ideal de calma, luz natural y bienestar que vemos cada día en las redes sociales.

De la depresión a la protección. El alquiler de piscinas por horas sigue siendo muy popular y cada vez hay más plataformas en las que puedes decidir por ti mismo dónde quieres darte tu próximo baño. Lo que parecía un negocio estacional se desestacionalizó. En 2022, Cocopool se lanzó como el “Airbnb de las piscinas”. Ahora, tal y como explicó su director general Gerard Xalabardéla empresa ha “idealado nuevas industrias que cubren las mismas necesidades para el resto del año”. En otoño y primavera los usuarios podrán alquilar terrazas y jardines; en invierno, salones privados con chimenea, sofás y cocina equipada.

En Madrid, la compañía cuenta con 15 espacios interiores y 62 terrazas o jardines, con precios que oscilan entre los 15 y los 300 euros según tamaño y lujo. El coste medio ronda los 32 euros para interiores y 34 euros para terrazas. según información de la empresa.

El deseo de toda una vida. estético. Este boom satisface no sólo una necesidad práctica, sino también un deseo estético. Alquilar una terraza bien cuidada o un salón de diseño no es sólo buscar comodidad sino –como explica Home– “Lleva un estilo de vida ambicioso, aunque sea por unas horas.”

Lo que antes se veía en fotos de Pinterest o vídeos de TikTok ahora se vive de cerca: un jardín con guirnaldas, una mesa de madera clara, una piscina azul sin ruido de fondo. Según las tendenciasel fenómeno estético Combina la nostalgia por épocas pasadas con una obsesión por lo visualmente perfecto: una vida que parece ordenada, hermosa y bajo control. Paralelo a eso Se podría hablar de “lujo tranquilo”. como una nueva forma de exclusividad: minimalismo, materiales nobles, colores neutros y sin ostentación. En otras palabras: alquilar un salón beige no es sólo una actividad de ocio: es una pequeña terapia estética para escapar por unas horas del caos del día a día.

“Todo durante horas”. El alquiler de piscinas fue solo el comienzo. la lógica de Dividir se ha extendido a casi todas las experiencias: terrazas, jardines, salones, siesta e incluso bodas. Pero más allá del ingenio empresarial, hay una tendencia clara: capitalizar todos los beneficios de la vida privada. Lo íntimo se convierte en escenario, lo cotidiano en producto. Cada vez son menos las cosas que escapan a la lógica del alquiler exprés. Lo que antes se compartía entre amigos ahora se reserva con una tarjeta. Lo que antes era tranquilidad ahora se vende como una experiencia.

Sin embargo, también hay quienes encuentran en estas plataformas una solución práctica y no una fantasía. estético. En una ciudad donde la vivienda es cada vez más escasa y las casas rara vez reúnen a más de seis personas, alquilar una terraza o un salón por unas horas puede ser una forma sensata -y asequible- de celebrar un cumpleaños, una reunión familiar o una comida con amigos. No todo es pose, a veces simplemente no hay suficiente espacio.

Aunque, en palabras del geógrafo Vicent Molins: “Madrid se ha convertido en un producto”. Y el economista Juan Torres López advierte que esta tendencia está “socavando los vínculos urbanos y exacerbando la desigualdad” porque convierte la convivencia en un negocio. En otras palabras, si todo se puede alquilar, ya no podremos poseerlo todo.

Una copia de una copia. En apenas cinco años, España ha pasado de alquilar camas de extraños a través de Airbnb a alquilar momentos de la vida: una piscina, una terraza, una siesta o próximamente una boda. Todo se ofrece por horas, todo se mide por experiencias.

Plataformas como Cocopool, HolaPlace o Siesta y caminar Aprovechan un deseo común: experimentar lo que vemos en las redes, aunque sea por un tiempo. Una más ordenada, más bella, más estético. Tal vez, como advirtió El País“La marca está creciendo, pero la ciudad está empeorando para quienes viven en ella”. O quizás estemos aprendiendo a poner literalmente precio a lo que antes era gratis: el sentimiento de pertenencia, de tener algo propio.

Porque al final, la vida que tanto anhelamos en las pantallas no es más que una copia de otra copia. Y pagamos un poco por imitarlos.

Imagen | FreePik

| Ni aire acondicionado ni ventilador: la mejor forma de refrescarse en verano es una piscina. En estas plataformas se alquilan por horas

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