Schumpeter revivido – Desde abajo – Noticias ultima hora

Para Schumpeter, el dinamismo es un fenómeno clave de la economía capitalista; un proceso constante de evolución productiva, con las consecuencias sociales y políticas que ello conlleva. La idea está contenida en una frase breve y paradójica: «destrucción creativa». En 1942, describió el fenómeno como: «un proceso inherente de innovación que revoluciona constantemente la estructura económica desde dentro, destruyendo lo viejo y creando lo nuevo».

El proceso innovador que reemplaza tecnologías y productos antiguos por otros nuevos es el motor del cambio económico. Sin duda, causa perturbaciones y presiones para las empresas que envejecen, pero también para los trabajadores. Marx, que también reconoció el poder imparable de la tecnología, la innovación y las ideas, sacó otras conclusiones sobre la naturaleza y las consecuencias del sistema capitalista.

La destrucción creativa es un hecho esencial del capitalismo. Esta cuestión es la que destacó el reciente Premio Nobel de Economía.

Joel Mokyr escribió el libro en 2016. Una cultura de crecimientoen el que preguntó por qué se produjo el crecimiento económico. Sólo en el período comprendido entre 1760 y 1840 se produjo el proceso transformador de la economía; junto con una nueva organización del trabajo y de las empresas y el consiguiente profundo impacto en la organización social.

La Revolución Industrial provocó un cambio de una economía basada en la agricultura y la producción artesanal a una economía basada en la producción mecánica y la industria. Este proceso ha creado un impulso para el crecimiento de productos asociados con ideas de alto valor y conocimiento científico.

En palabras de Mokyr, se creó una base epistémica de contenido técnico aplicado a la producción, con ganancias derivadas del intercambio, la movilidad de recursos y un nuevo marco político e institucional. Este nuevo entorno productivo, asociado a las ideas de Adam Smith y David Ricardo, permitió contener las fuerzas causantes de rendimientos decrecientes, especialmente a través del progreso técnico y la especialización, como base para una mayor productividad.

Hay una apreciación que apunta a una parte importante del nuevo entorno productivo que señala Mokyr: La Revolución Industrial no creó un invento, sino un método para inventar nuevas formas de organización social, con un «depósito de ideas y diseños imaginativos» que vinculaban el conocimiento científico a la producción. Este último aspecto fue presentado por AN Whitehead en un relevante texto titulado La ciencia y el mundo moderno.

Philippe Aghion y Peter Howitt también fueron seleccionados para el Premio Nobel por sus estudios sobre cómo se produce el crecimiento económico. En 1992, propusieron el «Modelo de crecimiento de destrucción creativa», que integraba la teoría del crecimiento endógeno en la macroeconomía. Según Aghion, este proceso requiere flexibilidad; Es necesario liberalizar los mercados para que las innovaciones conduzcan a una reorganización eficaz de las fuerzas productivas y, por tanto, a un mayor crecimiento de los productos. Pero, por otro lado, requiere una restricción de la competencia porque el exceso tiende a inhibir la innovación. Es una contradicción.

La cuestión, entonces, es que el proceso de innovación apunta a obtener las rentas derivadas del poder monopólico que genera, al menos durante un cierto período de tiempo, aunque tiende a prolongarse en el caso de ciertas tecnologías. Asimismo, se relaciona con la dinámica de las empresas: cómo funcionan, crecen, cambian y se adaptan en el tiempo; las oportunidades que crean y las barreras de entrada al mercado que imponen a otras empresas y, no menos significativamente, la obsolescencia programada de sus productos.

Lo mismo ocurre con la gestión y asignación de recursos, especialmente capital, trabajo y finanzas y, significativamente, cómo se integran los diversos desarrollos implícitos en la invención y la innovación. Los casos actuales de las “empresas tecnológicas” son muy ilustrativos; Tienen un gran poder de monopolio, su valor de mercado no es necesariamente consistente con los flujos de ingresos que reciben y, por lo tanto, obtienen flujos de ganancias y rentas en un entorno de especulación creciente.

Según la propuesta de Schumpeter, las empresas e industrias viven un proceso de destrucción creativa en el que quienes adaptan nuevos conocimientos y tecnologías provocan el declive e incluso la desaparición de quienes lo hacen.

El impacto que esto tiene en el mercado laboral es muy notorio; Se suprimen empleos y tareas, se modifican los patrones de generación de conocimientos, educación, formación y actividades. Así se mueven profesiones que son muy difíciles de transformar. La influencia es también de carácter espacial porque se expresa en la función productiva del territorio, de las ciudades e incluso de países enteros. Este es el entorno en el que hoy se debaten las cuestiones geopolíticas.

Todos estos aspectos han estado presentes desde las etapas iniciales de la industrialización y se han profundizado rápidamente en las últimas décadas con rápidos avances tecnológicos que aceleraron la reconfiguración industrial y los servicios; Modifica las bases para la generación de beneficios, la acumulación de capital y los patrones de financiación, así como el control impuesto a los mercados.

La presentación de los cambios tecnológicos y el alcance de sus consecuencias son un tema clave en la evolución de la historia económica.

20 de octubre de 2025

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