Barranquilla, 28 de septiembre de 2025 – La Oficina del Fiscal General planteó un reclamo formal de los organismos regionales de Barranquilla después de un accidente de salud causado por el consumo de alcohol falsificado, cuyo número oficial de muertes alcanza al menos 11 personas, con varias más hospitalarias.
Contexto
El episodio comenzó alrededor del 23 de septiembre, cuando comenzaron a reportarse casos de envenenamiento masivo en varias partes de la ciudad. Según los primeros informes periodísticos y las autoridades, las personas afectadas consumieron una bebida artesanal conocida localmente como «Cococho», presuntamente falsificada por metanol (alcohol metílico), una sustancia altamente tóxica.
El envenenamiento causó una imagen clínica grave en muchos afectados: dolor abdominal intensivo, cambios en la conciencia, insuficiencia respiratoria y otros síntomas típicos de la intoxicación por alcohol industrial.
Uno de los aspectos más llamativos del caso es que el lugar donde tuvo lugar «Kokocha» sería una casa que estaría bajo la administración de la Sociedad de Activos Especiales (SAE), en el sector conocido como El Boliche, dentro de Barranquilla.
El presunto fabricante identificado es Nicolás Manuel Medrano. Según investigaciones preliminares, fue asesinado después de probar la sustancia, pero no antes de la distribución de la parte venenosa de la parcela en distritos sensibles, como San Roque y Rebolo.
Durante las operaciones recientes, la policía se hizo cargo de cientos de botellas vacías, contenedores que contienen alcohol, tapas, sellos y otros elementos supuestamente falsificados utilizados para falsificar el producto.
Las entidades de distrito y de salud han confirmado que entre los afectados se encuentran personas en unidades de cuidados intensivos (UCI). Algunos murieron después de las complicaciones, mientras que otros continúan su estado crítico.
Además, los informes indican que la tragedia se puede extender: algunas personas que consumieron que el alcohol aún no se ha identificado, y existe la posibilidad de que haya mucho en circulación que aún no se haya ocupado.
Este no es un episodio aislado en la región. Barranquilla ya era un epicentro de intoxicación por alcohol en décadas anteriores (por ejemplo, 1989 y 2004), con escenarios similares de muertes masivas.
Acción de la Oficina del Fiscal General y el Distrito Revenga
En su oficio, el Fiscal General pidió urgentemente a las secretarias del gobierno y la salud del distrito que informen sobre los fondos que hasta ahora adoptaron frente a accidentes repentinos: inspecciones implementadas, condenas realizadas y un plan para identificar y procesar a los responsables.
También exigió datos sobre cómo supervisar las instituciones que venden bebidas alcohólicas, además de una solicitud para desarrollar una estrategia para prevenir ciudadanos y campañas pedagógicas destinadas a notificar a la población sobre el riesgo de beber alcohol de origen desconocido.
Como forma de coordinación institucional, el fiscal general sugirió la creación Publicación unificada de comandos (PMU) quien conoce a todas las autoridades involucradas: salud, policía, oficina del fiscal, distrito, para expresar acciones conjuntas que permiten la crisis.
La entidad de control dijo que la situación merece un control estricto de las actividades institucionales anteriores y actuales, porque el derecho a la vida y la salud de los ciudadanos está claramente amenazado.
Desafíos, implicaciones y caminos
Este episodio enfatiza varios desafíos estructurales:
- La existencia de redes informales que producen y distribuyen alcohol falsificado a áreas sensibles con baja supervisión de estado.
- Fallas en el control de bienes raíces con aplicaciones dudosas, incluso si algunas de estas propiedades pueden estar bajo alguna administración estatal o en bienes raíces públicas.
- La necesidad de fortalecer la supervisión y los mecanismos de control de la salud en la experiencia, los mercados informales y locales sin registro oficial.
- Urgencia de notificaciones tempranas y campañas educativas, de modo que la población identifica los signos de peligro en las bebidas artesanales o baratas.
- Coordinación interinstitucional efectiva entre entidades de salud, control estatal, policía y justicia.
Si las autoridades no reaccionan rápida y fuertemente, existe el riesgo de nuevos casos, teniendo en cuenta la circulación de parcelas potencialmente peligrosas que aún no se han detectado.
En este caso, también hay preguntas sobre las obligaciones institucionales del primer grado de control que las autoridades locales tenían en la propiedad, que según la alarma se usaba para acciones ilegales. La supervisión y la prevención deben demostrar que no hubo negligencia para facilitar esta tragedia.
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