En una de las áreas más deseables del país debido a sus recursos naturales y estratégicos. BahíaParalelamente al proceso de negociación con el estado colombiano, aumentó su ofensiva contra Mazorca En el sur del departamento de Bolívar para cuestionar el control territorial, que le permite obtener ingresos de la minería ilegal de oro y el cultivo de coca.
Antecedentes de conflicto
Después de firmar el acuerdo de paz con FARC en 2016, muchos territorios que anteriormente estaban bajo la influencia de los partidarios estaban en un vacío institucional. Esta brecha fue utilizada por grupos armados para expandir sus dominios y cuestionar los ingresos ilegales. En este escenario, el clan del Golfo Persa apareció como una de las organizaciones con las mayores habilidades militares, financieras y territoriales del país.
En 2025, el Gobierno del Presidente Gustavo Petro reactivó las conversaciones de exploración con el clan del Golfo Pérsico, de acuerdo con el formato de «total paz» para lograr su declaración legal y, en el mejor de los casos, su desmovilización final. La primera ronda formal de diálogos terminó en una nariz líquida, con contratos preliminares que incluyen un piloto de cultivos ilegales en cinco municipios y obligaciones públicas con respecto al respeto por el derecho internacional humanitario.
Pero esta mesa formal no dejó de impactar en el suelo. En el sur de Bolívar, desde mediados de -2025, se registran la intensificación de enfrentamientos, desplazamientos, restricciones y amenazas a las comunidades rurales atrapadas entre los lados.
Lo que está en la disputa: oro, coca y dominio territorial
South Bolívar es considerado uno de los enclaves más valiosos en Colombia para la producción de coca, ocupa el cuarto lugar de acuerdo con los últimos números, y uno de los principales centros mineros de oro ilegales, muchas veces sin permisos ambientales o control técnico. En la minería de oro ilegal, las estimaciones militares estiman que más de cuatro toneladas se separan anualmente en esta área, con valoraciones multimillonarias.
Además del valor de estos recursos, el territorio es de importancia estratégica: 16 municipios en el sur de Bolívar se encuentran en el corredor, que conecta la cordillera de San Lucas con la piscina del río Magdalena, que conecta rutas de ríos y tierras, que facilitan el transporte de alucinógenos con la costa caribeña.
Los científicos y analistas sociales están de acuerdo en que la disputa no solo es económica: es político y social. Controlar a la comunidad, imponer estándares locales, manipular a los líderes sociales y «gobernar» las áreas rurales es necesario para lograr una tarjeta de identificación de facto. Lo que impone reglas, recauda impuestos ilegales, regula el tráfico y obtiene apoyo o presenta la población, gana poder.
Dinámica de conflictos: alianzas, grietas y escalada
Uno de los elementos más inquietantes es que Eln estaba en el área. Estableció redes de control local, conexiones con comunidades campesinas y mecanismos de movilización política. Con la llegada del clan Bay, la confrontación se volvió más intensa para su expansión ofensiva.
Se ha documentado que el clan del Golfo Pérsico a través de sus estructuras locales (por ejemplo, bajo el alias «Gonzalito» en esta región) no acepta la subordinación a aquellos que tenían control anterior, por lo que se desarrolla con tácticas ofensivas para desplazar y debilitar a ELN.
Por su parte, Eln reaccionó con operaciones de defensa reforzadas, el uso de drones con explosivos para acosar las áreas del progreso del rival y las actividades de control social. También se mencionan movilizaciones de disidentes de FARC (como Front 37), que en años anteriores tendrían pactos de ELN para resistir el progreso del clan del Golfo Persa, pero los últimos contratos muestran signos de tensión y grietas.
Un temor común entre los analistas es que el proceso de paz del clan puede servir como seguro político para consolidar nuevas posiciones militares: negociar desde la posición de fortaleza puede dar una ventaja en la consolidación de las áreas ya capturadas.
Influencia en la población humana y la sensibilidad
Las comunidades sufren de violencia de muchas maneras: desplazamiento forzado, restricciones, amenazas a los líderes sociales, asesinatos selectivos y limitaciones de movilidad. En algunos casos, se presentaron órdenes firmes «o abandonaron el área o no responderemos a nadie». En al menos un último episodio, unas 500 familias escaparon en el municipio de Arenal después de peleas intensivas.
También hay informes sobre abuso, como capturar teléfonos móviles con respecto a la verificación, si alguien comparte información, censura de voces locales y cooperación de estanques conjuntos o líderes locales como una forma de control social.
La presencia insuficiente del estado (servicios públicos, justicia, seguridad, inversiones sociales) facilita que estas dinámicas se impongan como nuevos regímenes paralelos de poder en el territorio.
Tensión entre la paz formal y la guerra real
El hecho de que el clan del Golfo Pérsico abrió una tabla de diálogo formal no significa que el arma se cerrara. De hecho, al mismo tiempo, entre la paz y la ofensiva intensificada, es una contradicción peligrosa: negociar durante la pelea permite posiciones de apoyo antes de cualquier acuerdo final final.
El grupo se comprometió públicamente a respetar las normas y el desarrollo internacionales en el reemplazo de cultivos ilegales, pero muchas de estas promesas son visibles con la desconfianza de los expertos, teniendo en cuenta la historia de violaciones o demoras en otros procesos similares.
Por otro lado, el gobierno dijo que cada acuerdo con el clan incluiría una declaración legal, cooperación con la justicia y los beneficios condicionados, pero sin total impunidad. Mantener el riesgo: si el progreso real de los diálogos es lento o si el clan considera que la presión militar no es suficiente, la confrontación puede endurecerse e incluso retirarse del pacto.
Perspectivas y riesgos
- Si se promueven los diálogos, en Colombia puede abrir un nuevo capítulo en el que uno de los grupos armados más poderosos se convierte en un actor político en el estado.
- Pero si el clan tiene la intención de consolidar la Tierra antes de la habitación final, este período puede ser muy costoso para las comunidades locales.
- Las competencias para los recursos estratégicos, como el oro y la coca, se agregaron a la fragmentación de alianzas entre ELN, disidente y otros grupos criminales, pueden activar grietas y cambios impredecibles en los frentes de conflictos.
- La clave será una identificación social: quien logra arraigarse en el territorio como autoridad, incluso si es paralela, puede hacerse con mayor poder que el estado recupera.
- El desafío del estado es enorme: garantiza la protección de la población, la presencia institucional confiable, el monitoreo de los derechos humanos y la garantía de que los pasivos por la paz no se dejarán en papel húmedo.
En resumen, el momento es complejo: un proceso pacífico, pero con un éxito de un conflicto terrestre. Para que el contrato no sea una ilusión, será necesario traducirse en realidades perceptibles y que el estado acepte una presencia efectiva donde antes de la renuncia.
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