Inacción del alcalde → Falta de acción del alcalde

Modelo de gestión que profundiza la desigualdad

Bogotá se encuentra actualmente atravesando una de las crisis más agudas en lo que respecta al suministro de agua. Aunque los ciudadanos han respondido con responsabilidad al llamado de ahorro, surgen preocupaciones significativas desde el Consejo de Distrito en relación a la falta de medidas de planificación adecuadas promovidas por el alcalde Carlos Fernando Galán. La representante Donka Atanasova, en su discurso durante un debate de control político, advirtió que los problemas fundamentales no están siendo abordados con la seriedad ni la visión a largo plazo que requieren.

Durante su intervención, Atanasova subrayó que Bogotá ha hecho su parte en esta crisis. En un corto lapso de tiempo, la ciudad ha logrado un ahorro notable de más de 46 millones de metros cúbicos de agua, una cifra que tendría relevancia en cualquier contexto crítico. Sin embargo, para el mayordomo, este esfuerzo ha sido eclipsado por el enfoque del gobierno, que se ha limitado a controlar la crisis de forma inmediata, sin emprender una transformación sustentable del modelo de gestión del agua. «La ciudadanía se comprometió, pero la administración no modificó nada», comentó.

El mayordomo también destacó lo que considera un problema mayor: el modelo de desarrollo de la ciudad. En su discurso, hizo hincapié en que el enfoque impulsado por la junta de Galán ha fomentado un patrón urbano superpoblado que invade áreas destinadas a la agricultura y ejerce una presión insostenible sobre los ecosistemas locales. Esto, como explicó, se agrava debido a una política de almacenamiento y gestión del agua del acueducto de Bogotá, que prioriza la venta de agua a otros municipios, incluso cuando estos enfrentan serias deficiencias en sus propios sistemas de distribución.

«El modelo de desarrollo que promueve este régimen no solo es insostenible; representa una amenaza directa para la seguridad hídrica de las generaciones futuras. Aún no hemos reconocido los límites ecológicos que ya hemos sobrepasado», advirtió Atanasova con gravedad.

La falta de puntos clave del distrito

En un momento crucial para la ciudad y la región, Atanasova también interrogó la postura de aislamiento institucional de la administración frente a proyectos presentados por el gobierno central. Recordó que, en los últimos seis meses, el Secretario General aprobó el uso de agua tratada en la industria y presentó una propuesta de directrices ambientales para La Sabana y Bogotá, estableciendo una hoja de ruta técnica y política para abordar la crisis de manera efectiva. A pesar de esta iniciativa, la administración del distrito decidió no participar en el proceso. «La ciudad no puede seguir actuando como si tuviera la capacidad de resolver un problema que es organizacional y regional. Bogotá se está quedando atrás en su propia toma de decisiones», afirmó.

Según Atanasova, lo que está ocurriendo en Bogotá va más allá de una simple crisis del agua. También es una crisis institucional y política. Desde su perspectiva, la falta de liderazgo, planificación y voluntad para cambiar el rumbo refuerza la creciente desconexión entre los ciudadanos y sus representantes. «Este es un momento que exige responsabilidad, planificación y un cambio justo en la gestión del agua. En cambio, hemos sido testigos de discursos que tratan de hacer creer que la crisis ha sido superada. Pero los datos no respaldan esa afirmación», declaró.

Por ejemplo, Atanasova enfatizó que el consumo de agua se mantiene en niveles preocupantes: el 10 de abril de este año, la ciudad consumió 16.05 m³/s, una cifra alarmante si se compara con mayo del año pasado, cuando el consumo alcanzó 16.25 m³/s, lo que disparó todas las alarmas. A pesar de ello, los gobiernos de turno han estado esperando una crisis que, según la representante, es «una ilusión deliberada para los ciudadanos».

Llamado para revisar el curso

El mensaje de Donka Atanasova no fue simplemente una queja, sino también una advertencia seria. Al finalizar su discurso, hizo un llamado urgente para revisar el modelo de gestión de la ciudad, abogando por una política ambiental verdaderamente responsable y por construir una gestión del agua que se base en la cooperación y el respeto al derecho ambiental.

«Estamos en un momento crítico. No solamente el agua está en cuestión: la credibilidad de la gestión pública que se niega a reconocer los límites del modelo actual se ha agotado. No podemos posponer más las soluciones y el tiempo se nos está acabando», concluyó.

«Los ciudadanos ahorraron más de 46 millones de metros cúbicos de agua, pero el distrito no cambió nada», afirmó el ministro.

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