La oficina del alcalde en Bogotá y el acueducto celebran un evento histórico. El sistema Kingaza, la clave para el suministro de agua en la capital, alcanzó el 70 % de su capacidad en junio. Este nivel no se ha registrado desde finales de 2022. Bogotá: los embalses de Chingaza alcanzan el 70% de su capacidad en junio.
La gerente de Aqueducto, Natasha Avendaño, dirigió una visita técnica al embalse de Chuza, donde se confirmó el reflejo. El aumento se atribuye a las fuertes lluvias a partir de mayo, el segundo mes lluvioso en 30 años y los esfuerzos cívicos durante el racionamiento.
«Gracias a la participación de Bogotá y a la reducción del consumo, hoy tenemos una recuperación estable y del sistema», dijo el funcionario.
Los embalses del norte y del sur también muestran progresos
Según el automóvil, los embalses del norte de Bogotá (Neusa, Sisga y Tominé) alcanzan el 56.33 % de sus habilidades. Sin embargo, los del sur (salvaje y ducha) superan el 94 %. Esta combinación equilibra el suministro y alivia la presión sobre el frío.
San Rafael y Chuza, que constituyen el sistema Chingaza, registran niveles superiores al 77 %. La estrategia de recolección del norte fue la clave para mantener el equilibrio.
El tanque El Hato también informa alrededor del 88.42 % de llenado. La ciudad se cierra en junio con una escena del agua mucho más favorable que esta en vivo durante el fenómeno de El Niño.
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Seguridad del agua: prioridad según la oficina del alcalde; Bogotá: los tanques de Chingaza alcanzan el 70% de su capacidad en junio
Además de los niveles de recuperación, el distrito trabaja en una estrategia de seguridad del agua. El acueducto admite proyectos como el uso del procesamiento del agua, la exploración de fuentes subterráneas y la implementación de nuevas tecnologías de ahorro.
El alcalde también intensificó el control. En abril, realizó más de 2.300 operaciones contra el uso ilegal del agua y recuperó 2.6 millones de metros cúbicos.
Las autoridades piden a los ciudadanos que mantengan hábitos de ahorro. Bogotá demostró que la cultura del uso racional puede transformar la crisis en una oportunidad.
Bogotá respira con calma. La ciudad logró estabilizar su sistema de agua. El desafío ahora es mantener la conciencia de los ciudadanos. El agua no permaneció. Cada caída cuenta.
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