Colombia se encuentra en un momento crítico en términos de salud pública. En recientes declaraciones, el gobierno nacional ha anunciado una Emergencia nacional de salud para abordar la creciente amenaza de la fiebre amarilla, una enfermedad viral transmitida por el mosquito Aedes aegypti. Esta declaración se produce en medio de un brote alarmante que ha llevado a Colombia a enfrentar una grave crisis sanitaria.
Hasta la fecha, el Ministerio de Salud ha confirmado un total de 75 casos de fiebre amarilla, lo cual ha derivado en 34 muertes, resultando en una mortalidad alarmante de 45.3 %. La mayoría de estos casos han sido reportados en áreas rurales del país, donde la situación se torna especialmente crítica, siendo el departamento de Tolima uno de los más afectados.
El Presidente Gustavo Petro hizo este anuncio a través de su cuenta en X (anteriormente conocido como Twitter), alertando que el brote está relacionado con los impactos del Cambio climático. Este fenómeno ha facilitado la expansión del mosquito vector hacia áreas más elevadas, incluso en regiones montañosas como Bogotá, lo que aumenta drasticamente el riesgo de contagio.
La fiebre amarilla expande su territorio en Colombia
Lo que alguna vez fue considerado un problema restringido a regiones selváticas ahora ha trascendido, afectando a varios Departamentos como Tolima, Putumayo, Nariño, Caquetá, Meta, Huila, Caldas, Cauca y Vaupés, que han registrado casos activos de la enfermedad. Este cambio en la distribución geográfica de la fiebre amarilla es alarmante y pone en evidencia la necesidad de una acción inmediata y efectiva.
El número más alto de casos se ha reportado en Tolima, con un total de 59 casos y 23 muertes. A continuación, Putumayo registra siete casos, mientras que Caquetá presenta dos contagios. Lo que es aún más preocupante es que el brote ha llegado incluso a áreas que históricamente habían estado libres de este virus, como la comuna NIRA en Caldas, lo que subraya la necesidad de tomar medidas drásticas.
El Instituto Nacional de Salud (INS) ha señalado que los primeros contagios se han originado en caminos rurales, lo que sugiere que la propagación de la enfermedad proviene de la selva. Sin embargo, la posibilidad de que la fiebre amarilla se expanda a zonas urbanas genera una gran preocupación entre las autoridades sanitarias y la población en general.
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Estrategia gubernamental: vacunación masiva y control de vectores ante la fiebre amarilla
En respuesta a la emergencia, el Ministerio de Salud ha lanzado una estrategia nacional que se centra en la vacunación masiva y el control de mosquitos. Más de 80,000 profesionales de la salud han sido movilizados a lo largo del país para enfrentar esta crisis sanitaria lo más pronto posible.
Las vacunas contra la fiebre amarilla tienen una duración de Nueve meses, y hasta el momento, se han administrado aproximadamente 8,000 dosis a adultos de hasta 70 años. En los próximos días, se espera la llegada de más de un millón de vacunas, contribuyendo a los 3.1 millones de dosis que ya posee el país.
Además, más de 100 equipos básicos de atención médica (EBAS) han sido conformados y se están utilizando 20 equipos de respuesta inmediata para buscar casos activos, administrar vacunas en los hogares y reforzar la vigilancia epidemiológica y entomológica en las comunidades afectadas.
Como parte de la política de prevención, el gobierno también exigirá a todos los viajeros, tanto nacionales como extranjeros, que presenten un Certificado de vacunación contra la fiebre amarilla al entrar o salir del país. Esto es crucial para tapar cualquier posible brecha en la contención de la enfermedad y proteger la salud pública.
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